Ningún golpe es más doloroso que el inesperado. De la noche a la mañana la noticia nos desequilibró por completo. Los primeros días había demasiada confusión en el ambiente, y quedamos en shock de movida porque era una lesión atípica para un futbolista y no se podía establecer la real magnitud de lo que estaba pasando. Con el correr del tiempo la situación se fue aclarando, pero a la vez la gravedad iba aumentando. En algún momento una declaración estúpida y desafortunada nos generó algo de miedo, pero por suerte todo quedó aclarado unas horas después.
Fue muy difícil asumir que en la parte más decisiva del semestre íbamos a perder en la cancha por el resto del año a un jugador que estaba con la confianza por las nubes, porque cada vez que entraba desde el banco aportaba soluciones, llaves de gol y contagio del bueno. Pero increíblemente empezamos a encontrar dosis de calma escuchándolo a él. Percibiendo su semblante. Leyéndolo o escuchándolo en sus redes sociales.
Con su sonrisa fue controlando todo. Una sonrisa para posar en cada foto con todos los integrantes del plantel que caían a visitarlo, con algún chiste de por medio. Otra gran sonrisa y un pulgar en alto para devolver el cariño en aquella ovación maravillosa que se ganó en la despedida de Cavenaghi. Otra sonrisa grande mientras se sostiene fuerte en una muleta con una mano, y con la otra firma un autógrafo o abraza a algún hincha que le pide una selfie. Otra sonrisa más para recibir en su casa y agradecerle a una nenita que le dedicó un video en Twitter. Una sonrisa para todo tiene el muchacho, sabiendo que no existe arma más poderosa en el mundo para afrontar los obstáculos de la vida. Eso es Mora. La fortaleza de lo simple. La sensación que no habrá nada malo que lo penetre y lo corra de su eje. La voluntad máxima de desafiar a las piedras que aparecen en su camino con absoluta entereza.
Una de las miles de virtudes de Gallardo es decirnos con claridad y exactitud cualquier cosa que se presente, desde una mínima explicación futbolística hasta el máximo sentimiento profundo. Y realmente nos emocionó a todos con aquella respuesta post victoria en Paraguay sobre el hecho de mantener a Rodrigo en la lista de la copa. Con una lucidez única describió ese gran gesto simbólico en gran parte todo lo que genera su manera de ser dentro del grupo, mientras la voz en algún momento se le llegaba a quebrar un poco.
También recuerdo como si fuera hoy aquella conferencia del Muñeco después de aquel milagroso 2-2 contra Tigres en el 2015, cuando dijo que esa noche había visto una buena señal para el futuro, mientras River hacía cuentas con la soga casi al cuello y dependía de 500 milagros para clasificarse. Y con el tiempo entendí que no fue casualidad que Mora haya sido justamente el que nos rescató de ese pozo adentro de la cancha para llevarnos a octavos de final, participando en los dos goles en México y además metiendo dos en la última fecha del grupo. Porque juega como vive, y porque tiene en su ADN la receta ideal para navegar en las adversidades. Mientras más en el fondo del mar lo veas, más recursos sacará de la galera para llevar su cabeza a flote.
Es que sos un ejemplo, Uruguayo, y por eso te merecés la bendición de volver a entrar a una cancha para jugar con el sacrificio y la pasión que nos tenés acostumbrados, y para que la metralleta siga disparando goles y emociones. Estamos esperando ese día a la par tuya, nos contagiamos con tu optimismo, y tratamos de devolverte con cariño y afecto todas esas sonrisas y lecciones de vida que nos regalaste este último tiempo. Siempre caminaremos a tu lado. Huevos. Dale.
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+ PRESIDENTE DE LIVERPOOL: “Los tiempos del mercado europeo son diferentes a los de River”.
+ AMISTOSO: El Más Grande disputará un partido en Estados Unidos.