El goleador millonario alcanzó los 100 partidos oficiales con la camiseta del Más Grande. El camino de crecimiento desde su debut, desde casi marcharse a préstamo hasta su presente explosivo.
El 1º de diciembre de 2013 no fue un día más para él. A tal punto fue importante esa fecha que la lleva tatuada en el cuello, justo debajo de la nuca. Aquella noche, Sebastián Driussi cumplió el gran sueño de su vida al jugar por primera vez en el equipo del que es hincha. Tenía apenas 17 años.
Mucho ha pasado en la vida del jugador desde aquel triunfo sobre Argentinos Juniors con Ramón en el banco. Llegar a Primera no es tan sencillo como sostenerse y el Gordo debió pelearla para afianzarse. Si bien el Pelado le dio la posibilidad de debutar, no pudo hacerse un lugar en el equipo que ganaría el Torneo Final 2014. La llegada de Gallardo le abrió nuevas puertas. Tuvo su estreno internacional en la Sudamericana 2014 y oportunidades en los torneos locales. Al año siguiente debió adaptarse a lo que necesitaba el Muñeco para seguir en cancha. Con Teo y Mora como delanteros, Gallardo comenzó a usarlo como volante por los costados. No se destacó, pero su sacrificio en función del grupo sería recompensado tiempo después. Así fue como jugó frente a Boca en la Copa tanto en el Monumental como en la Bombonera con buenos papeles en ambos partidos.
Debutó el 1º de diciembre de 2013 con la casaca 33 en la espalda
Tras un flojo primer semestre de 2016 (al igual que el de todo River), las posibilidades de agarrar continuidad en otro club eran concretas. Vélez y Huracán lo vinieron a buscar, pero Driussi se plantó, le hizo saber al DT que quería pelear un lugar como delantero y el Muñeco lo oyó. Aquella pretemporada en los Estados Unidos fue un punto de inflexión en su carrera. Al regreso, Gallardo le confió la titularidad y él no dejó pasar la chance. Abrió el marcador en la revancha de la Recopa frente a Independiente Santa Fe y demostró estar a la altura en la pelea por el puesto. Lo que vino después fue su explosión: 16 goles en 24 fechas de campeonato más otros tres por Copa Libertadores.
Driussi es la más clara demostración de que al jugador hay que darle tiempo de adaptación. Como se dijo, no es fácil jugar en la Primera de River con 17 años. Todo futbolista, salvo pocas excepciones, precisa de un período de crecimiento que muchas veces es más largo que lo que demanda la exigencia. Por suerte, al Gordo lo supieron esperar.
Con los minutos que tuvo ante Independiente Medellín, Driussi alcanzó los 100 partidos oficiales en el Más Grande. 73 por torneos locales y 27 internacionales. Todos pedimos por 100 más, aunque en este nivel será algo muy difícil de conseguir.
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