El Monumental entero se cansó de ver jugar tan mal a un equipo que se viste con la camiseta mas importante del país y empezó a entonar el famoso grito de guerra. Ese que solamente se escucha en épocas bravas y dificiles. Cuando no se ve nada positivo dentro del campo de juego. Cuando no hay representación futbolística. Cuando el público se siente profundamente decepcionado y recurre a esa canción como un metodo genuino para expresar toda su bronca. Y por supuesto que tienen razon. Es una reacción justa y merecida para un equipo que comete el peor de los pecados posibles en este club: jugar mal y acostumbrarse a perder.

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Basta de regalar prestigio

Estos jugadores ya venían de regalar prestigio perdiendo con Deportivo Riestra en el Monumental. Ayer volvieron a defraudar al caer de local contra un rival limitadisimo como es Sarmiento de Junin. Algo verdaderamente inaceptable. Enoja ver jugar a River de esta manera. Irrita comprobar que cualquiera se le planta y le puede causar problemas. Todos los rivales se sienten cómodos. Ninguno sufre o la pasa mal. Ya no es una pesadilla visitar el Monumental. En el último tiempo no asustamos a nadie y todos se nos animan. Saben que en algún tramo del encuentro van a tener la oportunidad de lastimarnos. Porque asi es este equipo. Ingenuo, desconcentrado y que no opone una gran resistencia para evitar que le hagan goles. Al contrario, da la sensacion que el rival no necesita hacer demasiado para convertir. Es un equipo que sale a la cancha y no contagia nada. No son capaces de generar una mínima expectativa. Un poquito de ilusión. Nos hacen un gol y sentimos que será imposible darlo vuelta. Eso es impotencia. Nos acostumbraron a las derrotas. Son cuatro consecutivas por el torneo local que se suman a una dura eliminación en Libertadores. Sólo lo salva la Copa Argentina. Ese triunfo ante Racing es la única luz dentro de un año oscuro. Es muy poco. Se va derrumbando en elcampeonato y pone en riesgo su ingreso entre los 8 clubes que van a disputar las instancias finales. Y como si fuera poco, también peligra la clasificación por tabla anual a la Libertadores 2026.

Todos son parte del problema. Aún considerando injusta la derrota ya que Sarmiento no hizo demasiado, se encontró con el gol y tuvo a su arquero como principal figura, igual debemos prestarle atención a ciertos rendimientos individuales que estan por debajo de lo que se espera de ellos. Van algunos partidos donde Franco Armani comete errores que no suele tener y que River los paga con goles y puntos. Paulo Diaz fastidia al público jugando sobrado y con tanta displicencia. Lucas Martínez Quarta le pone ganas pero juega con una sensación de inseguridad siempre peligrosa para un defensor. Milton ya no es Casco. Poco queda de ese lateral fantástico que supo brillar en este club. Ignacio Fernández convive con ese círculo vicioso que se repite constantemente: arranca marginado, juega bien un par de partidos, vuelve a ser titular y nuevamente baja su nivel hasta salir del equipo. Se lo quiere y respeta pero parece intentar algo que ya no puede. Facundo Colidio nos confunde con sus altas y bajas. Pasa de acciones individuales determinantes a partidos enteros donde no le sale una. Sebastián Driussi faltó por lesiones en etapas fundamentales. Cuando esta pleno sabe rendir, pero fueron muy pocos esos momentos a lo largo de un año que tiene muchas ausencias. Miguel Borja suele ser uno de los mas cuestionado por el hincha. Motivos sobran. El colombiano no se parece en nada a ese goleador temible del 2024. Responsabilidad suya por no imponerse ante un bajon y tambien del DT quien le quitó todo tipo de confianza. Dicho esto tampoco anda con suerte. Le anularon goles en los últimos 3 partidos por detalles minimos. Ante Deportivo Riestra, Rosario Central y Sarmiento convirtió tras buenas acciones suyas pero el VAR no convalidó los tantos y lo dejó con el festejo atragantado. El listado de futbolistas apuntados no termina en estos apellidos. Quedan muchos sin mencionar. Algunos no jugaron ayer pero tambien han ido agotando la paciencia de la gente en el último tiempo. Deben ser muy pocos los que se salvan de este hartazgo que se respira y se siente en las tribunas. Muy pocos a quienes no involucrar en esa canción que se hizo escuchar con mucha fuerza sobre el final del partido.

Gallardo, el máximo responsable

Es una obviedad decir que Marcelo Gallardo es gran responsable de este mal momento. El tema es que ya no alcanza con eso. Es necesario que ademas de asumir esa responsabilidad encuentre las soluciones a lo que muy bien explica y comenta en cada conferencia de prensa post partido. El DT observa lo que vemos todos y eso es saludable. Lo negativo es que esa observación no se modifica al partido siguiente y los errores vuelven a repetirse. River juega mal hace rato. Es un equipo carente de juego. Que no tiene creatividad ni iniciativa con la pelota. Es lento y previsible. Fácil de contrarrestar. Sin ese uno contra uno que rompa las estructuras defensivas. El rival ya sabe que emparejando y tomando bien las marcas logrará controlar el partido. Esta lleno de jugadores asociativos que necesitan del compañero para poder trascender. Estáticos. De pase al pie. No aparece ese que pida la pelota y se ponga el equipo al hombro. Faltan jugadores incisivos y desequilibrantes. Esa falencia también es responsabilidad de Gallardo. Se gastó mucho dinero en la confección de un plantel al que le faltan atributos. Se trajeron muchos futbolistas requeridos por el entrenador que no lograron destacarse. Y es por eso que vemos durante 90 minutos como como un presupuesto millonario termina equiparandose con adversarios que se armaron con dos pesos.

Otro papelón de River en el Monumental.

No sólo ahi esta puesto el ojo sobre Gallardo. Está tomando decisiones que contribuyen al mal desempeño. Ayer se imponía la presencia de un 9 y sin embargo optó por arrancar con dos delanteros que se sienten más cómodo moviéndose por afuera. Ante la escasa elaboración de juego es importante hacerse fuerte en el área y eso no pasó. Recien en el 2do tiempo mandó a Borja al campo de juego pero el resultado ya estaba 0-1. Puso a un chico como Thiago Acosta en una posicion poco habitual para lo que es su recorrido en Reserva. Otra vez tuvo que hacer modificaciones durante un entretiempo para corregir la formación inicial. Estando abajo en el marcador reemplazó a Colidio dejando en claro la falta de respaldo y confianza. Pone y saca permanentemente sin encontrar soluciones. Ese accionar va afectando la autoestima de varios jugadores y no logra consolidar a ninguno. Se equivocó en sacar a Santiago Lencina cuando creiamos que lo lógico era la salida de Nacho. Metió a un Driussi inactivo para jugar enganche y no le funcionó. Hizo debutar a Cristian Jaime en un contexto de partido negativo y ante la ausencia de Casco por momentos lo tuvo que poner de lateral, limitando lo mejor que hace: sus maniobras ofensivas en los últimos metros. Las pelotas paradas a favor no se aprovechan. Todos centros anunciados a la cabeza de los rivales que no generan peligro. Nunca se ve una maniobra preparada que pueda sorprender o darle un uso mas efectivo a esa situación de riesgo. Sería un plus positivo mejorar ese aspecto especialmente cuando el juego no aparece y las acciones de ataques se van frustrando por la toma de malas decisiones. River termina confundido por adentro, sin usar bien los costados, con los centrales conduciendo y tirando pelotazos frontales. Si esto que se repite lo vemos todos desde afuera, es de esperar que también se tome nota desde adentro. Soy de los que critican a Gallardo pero no de los que piden su cabeza ni se expresan ligeramente afirmando fin de ciclo y que debe irse. En esa discúlpenme pero no entro. Todavía veo en el Muñeco a ese gran entrenador de fútbol que nos regaló enormes alegrias en un pasado no tan lejano. Es evidente que en este presente se equivoca y las cosas no le salen. Sin embargo estoy convencido que no se olvidó de como entrenar un equipo para hacerlo competitivo. Con cualquier otro DT la historia sería diferente pero se llama Marcelo Gallardo y se merece que yo siga confiando en su capacidad laboral aunque no me guste para nada la versión actual de River.

Mientras tanto habrá que seguir apoyando en las malas. Llenando el Monumental cada vez que se juegue de local y acompañar al equipo en la provincia que toque cuando se enfrente a Independiente de Rivadavia por la Copa Argentina. Hay que seguir haciendo sentir ese aliento impresionante en la previa y el durante. Y si después del partido otra vez debemos enojarnos, habrá que hacerlo sin titubear ni dudar porque la exigencia nunca debe desaparecer. A River siempre hay que pedirle mucho mas. El que no entienda eso deberá irse. Aca hay presiones y obligaciones. Se debe jugar bien y ganar. La gente con su fiesta y empuje ayudará para que eso suceda. Demostrará que esta a la altura de lo que significa la camiseta. Que ellos ganan en las tribunas y lejos estan de ser los que juegan y pierden contra nadie.