Marcelo Gallardo no sólo un DT de elite y clave para la historia de River, sino que además representa una voz respetada en el mundo del fútbol. Por eso nunca pasa inadvertido cada vez que habla en conferencia de prensa o, como en este caso, en una entrevista.

El Muñeco habló de diversos temas con el sitio web oficial de la Conmebol Libertadores. La entrevista concedida hace unas semanas es la primera exclusiva que dio en lo que va del año 2019.

¿Por qué le gusta tanto ser DT? “Es una profesión que me sigue generando ilusiones de ir aprendiendo e ir resolviendo situaciones, ir encontrando respuestas. Si a eso le sumás esa calidad de vocación que le encontrás a esta profesión, termina siendo un callejón sin salida. Uno es entrenador las 24 horas del día”, explicó Gallardo.

Lejos de sentirse satisfecho, el Muñeco pretende seguir sumando títulos:“No me quedó en el estado de conformismo. No me gusta medir la felicidad del éxito como algo que se establece y se va. Me parece justo que uno se vaya desarrollando y tenga nuevos desafíos para volverse a sentir normal. La búsqueda de la satisfacción en el trabajo que uno hace está en esos pequeños momentos”.

“Represento a una institución que tiene mucho prestigio y demanda permanentemente. Me estimula estar en el lugar que estoy para seguir evolucionando como profesional”, agregó el DT, dejando en claro que River es un sitio perfecto para su ambición deportiva y personal. “Cuando perdés es cuando realmente aprendés porque te desilusionás y masticás bronca. Es aprendizaje para ver cómo resolvés problema. Generalmente uno analiza poco en la victoria”, evaluó. Y sentenció: “Las derrotas te dan un baño de humildad tremendo. La mejor medicina a una buena victoria es una derrota”.

Con respecto a su vocación como DT, Gallardo reveló en qué momento comenzó a experimentarla: “A mí me gustaba jugar, siempre respondí pasionalmente a lo que sentía por el fútbol, pero creo que empecé a despertar ciertos pensamientos como entrenador a partir de los 29 o 30 años, cuando empecé a preguntarme por qué o para qué. Hoy ya es diferente, cuando jugaba pensaba por uno mismo. Ahora uno piensa por los que juegan, no por uno mismo”.