Sin dudas que en este momento el sentimiento es de bronca, de enojo, de calentura. Es lógico. Motivos sobran desde todas las aristas. River dependía de sí mismo y no pudo conseguir el triunfo que le aseguraba el título de la Superliga: necesitaba cuatro de los últimos seis puntos para dar la vuelta olímpica y sólo sumó dos. El equipo no le encontró la vuelta, cometió errorer y lo pagó carísimo. Es cierto que el arbitraje de la última fecha tampoco ayudó: a Borré le cobraron un offside que no era y a Nacho Fernández y a Suárez los bajaron adentro del áres y no marcaron penal.

 

Se entiende la molestia de no poder festejar un título que estaba al alcance de la mano. Hasta incluso alguna descarga con tal o cual jugador que no hizo lo que tenía que hacer. Pero, como alguna vez planteó el Muñeco, que la noticia no tape la historia. Fue en diciembre del 2016, después de perder un superclásico en el Monumental y previo a la final de la Copa Argentina que luego le ganaría a Rosario Central, que el técnico escribió esa frase en su estado de WhatsApp. Eran días en los que habían aparecido algunos cuestionamientos por la caída ante Boca y el DT quiso rescatar todo lo que había conseguido hasta ese momento.

Y también ahora es una buena oportunidad para mirar hacia atrás y darse cuenta que hace seis años que River es protagonista del fútbol argentino y sudamericano. Que tiene un equipo que es destacado por todos. Que posee una identidad que representa de la mejor manera a la idiosincrasia del club. Que siempre sale a ganar, aunque no siempre se puede ganar. Que hace 15 meses ganó la copa más importante de la historia, la que representa la gloria eterna, la que se gozará justamente eternamente.

Querer mirar la mitad del vaso lleno no exime a la crítica puntual de los errores que se cometieron en la cancha o, incluso también, desde afuera con los cambios. Pero no hay que olvidarse que River se mantuvo en lo alto de la Superliga mientras al mismo tiempo llegó a disputar las finales de la Copa Libertadores y de la Copa Argentina del año pasado. En el reinicio del campeonato local tuvo un camino ideal durante seis fechas al hilo y falló en las últimas dos.

 

Siempre hay cosas para corregir y para mejorar. El dolor está y es válido. La bronca y la calentura, también. Pero que la noticia no tape la historia.