Como si esa foto de pequeño con una remera a rayas y la Copa del Mundo hubiese sido un anticipo de lo que pasaría muchos años después, Julián Álvarez logró el máximo hito para un futbolista profesional con solo 22 años. Ya ganó la Copa Libertadores, va camino a ganar la Champions League y mientras tanto, como si pareciera normal o cotidiano, se consagró campeón del Mundial con la Selección Argentina.

Hace varias semanas que el mundo habla de él y de su irrupción en el equipo titular de la Scaloneta a base de goles y sacrificio por encima de Lautaro Martínez. Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, habló maravillas de la Araña después del partido con Polonia y las muestras de admiración no pararon ni hasta después de la final del mundo.

 

El oriundo de Calchín se cruzó con Gabriel Batistuta, hasta hace no mucho máximo goleador de la Selección (de no ser por un tal Lionel Messi) y Javier Zanetti, otra leyenda Albiceleste y actual vicepresidente del Inter de Italia, en el campo de juego. La ecuación fue la misma en los dos encuentros: un abrazo fuerte, felicitaciones para el wonder kid de River y sonrisas en la Araña al ver la talla de las personalidades que lo estaban saludando.