A lo largo de los últimos años hay numerosos casos de futbolistas que llegaron a River con una enorme expectativa y lamentablemente terminaron decepcionado a todos (hinchas y cuerpo técnico, sobre todo) con sus actuaciones. En un ciclo tan extenso como el de Marcelo Gallardo, era lógico que iba a haber aciertos (fueron muchos más) y algunos errores en la elección de los refuerzos. Con el diario del lunes, claro está, es más fácil.
Joaquín Arzura es uno de esos apellidos que prometía más de lo que terminó mostrando con el Manto Sagrado. Llegó a principios de 2016 después de afianzarse como una de las figuras en Tigre, pero solo estuvo un año y medio en River bajo el ala de Gallardo hasta que inició un largo periplo a préstamo por distintos clubes que terminó derivando en su libertad de acción a mediados de 2021.
En el Millo disputó un total de 19 partidos (un gol, a Instituto por Copa Argentina) y viene de jugar en Quilmes. Solo un semestre estuvo en el Cervecero y hace unos días rescindió su contrato ya que no iba a ser tenido en cuenta por el técnico Mario Sciacqua. En busca de reencaminar su carrera, Arzura decidió firmar en un club de mucha menor jerarquía dentro de la categoría.
Aún no fue oficializado, pero ya se vinculó formalmente a Villa Dálmine, elenco que milita en la Primera Nacional y marcha anteúltimo en la Zona B (hoy estaría jugando una promoción para no descendier). Su contrato será por 18 meses y tendrá como compañero a otro ex River como Valentín Gargiulo (quedó libre de la Reserva a fines del año pasado).