River y Boca comenzaron su participación en la Copa de la Liga Profesional de manera irregular. Los de Demichelis acumulan seis unidades en cuatro partidos jugados y los de Almirón solamente ganaron un partido y perdieron los tres restantes. Más allá de la actualidad de los equipos y de cómo lleguen, un superclásico siempre es un partido especial en el que se juegan mucho más que tres puntos. Está el orgullo de ganarle al clásico rival.
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El próximo superclásico será el domingo 1 de octubre en la Bombonera -ya que en el primer semestre se jugó en el Monumental– y corresponderá a la séptima jornada de la Copa de la Liga Profesional en su única fecha interzonal, en la que los clásicos -y emparejamientos- se enfrentan entre sí en lo que es la fecha más atractiva del certamen. El encuentro será a las 14 horas, algo poco habitual para este tipo de partidos.
La seguridad siempre quiere que los partidos entre River y Boca, sean en Núñez o en La Boca- se jueguen íntegramente de día, para poder controlar mejor el ingreso y egreso de los hinchas, por lo que habitualmente los superclásicos son entre las 16 y las 17 horas. Pero en esta oportunidad el horario de las 14 horas es porque ese mismo día se realizará el primer debate presidencial de cara a las Elecciones Generales del 22 de octubre y por tal motivo se quiere que lo antes posible termine el partido más importante del fútbol argentino.
¿Por qué no jugarlo el sábado?
En un principio y en un acto de demagogia, Jorge Almirón intentó chicanear a River diciendo que el partido debía jugarse el sábado ya que Boca jugará tanto en la semana previa como en la semana posterior su serie de semifinal de Libertadores ante Palmeiras. El entrenador, que poco tiene que ver con la historia del eterno rival- buscó una declaración fuerte para ganarse al público de Boca. La realidad es que no será el sábado porque Boca y Palmeiras jugarán los jueves.