Se gana, se empata y se aprende”, fue una de las frases que Martín Demichelis soltó en más de una de sus conferencias de prensa a lo largo del 2023, mientras piloteaba la nave más grande de su corta carrera como entrenador sentado en el banco de suplentes del club de sus amores y cumpliendo uno de los mayores sueños de su vida. Y curiosamente ese lema, que habla mucho no solo de su filosofía como DT sino también de su manera de afrontar la vida, puede ser el puntapié inicial para resumir su periplo de este año plagado de experiencias fuertes y por momento de un subibaja constante de emociones de principio a fin.

¿En qué ganó Demichelis? Primeramente en que de enero a julio se había impuesto en la primera gran batalla y la que parecía más difícil. Afrontar con entereza los primeros meses de la era post Gallardo, con todo lo que eso significaba. La transición, que pase lo que pase iba a ser muy complicada no solo en la cabeza del plantel sino también en los hinchas, pareció haber sido totalmente amena y positivamente natural. El equipo estuvo más que a la altura en el plano local, consiguió victorias con un estilo que identificaba a la gente y un mensaje que le llegó a los jugadores plasmado en cancha. Y como plus se hizo fuerte también desde los números en un Monumental que partido a partido iba creciendo a nivel capacidad e intimidación para los rivales, con un récord histórico que más adelante iba a llegar a 20 triunfos seguidos.

El otro punto a favor terminó siendo el saldo a nivel resultados, con títulos en ambos semestres, los dos Superclásicos en el lomo, y 18 puntos de ventaja al segundo en la tabla general de los 28 equipos. Sumado a que dos de las tres grandes eliminaciones del año fueron por penales: inter en la Libertadores y Central en la Copa de la Liga, y luego la derrota en Copa Argentina ante Talleres por la mínima y tan solo cuatro días después de haber sido campeón. Dejándose llevar exclusivamente por los datos el 2023 ha sido un año más que correcto para tratarse de lo que imaginábamos que podía ser la era post Gallardo, pero a la hora de los análisis más profundos es donde se encuentran otros matices muy importantes que no se pueden dejar de lado.

¿En qué empató Demichelis? Justamente en el hecho de haber salido airoso de algunos momentos límite del año. El penal de Borja sobre el final para ganarle a Boca, el gran partido en el Monumental pisándole la cabeza al futuro campeón de América, la victoria sin dejar dudas en la Bombonera y la buena final que jugó el equipo ante Central para cerrar el año se dieron en momentos donde el contexto era ciertamente complejo, en muchos casos por sus propios errores, y allí pudo salir airoso para llegar a fines de diciembre con cierto aire y aplomo para encarar un segundo año donde ya ciertos márgenes de error serán muchísimo más cortos, y donde la conformación final del plantel en cuanto a calidades y cantidades ya dependerá exclusivamente de él y no tanto de lo heredado o lo que fue llevado por algunas circunstancias.

¿En qué aprendió Demichelis? En una ámplia lista de cuestiones que le pudieron haber costado el puesto más prematuramente de lo pensado. Su gran talón de aquiles se vio en los aspectos ligados al liderazgo. Aquellos off con algunos periodistas donde se filtró gran parte de lo que había expresado puertas para adentro sin dudas fue el factor quiebre. Una especie de iceberg para su Titanic que si bien no lo hundió del todo lo dejó con muchas grietas por donde entró el agua sin pedir permiso. Eso no solo le costó la continuidad a quien era su jefe de prensa, sino que a partir de allí la relación con algunos referentes, con Enzo Pérez a la cabeza, no tuvo retorno, como suele ocurrir cuando se rompen ciertos límites de la confianza en cualquier tipo de relación humana. Eso limitó al DT en su trabajo en el día a día y en sus decisiones, viendo que inclusive insistía en poner a algunos jugadores más experimentados como titulares aunque nunca rendían de buena manera en cancha, y entró en un mar de contradicciones entre sus discursos en los micrófonos y sus determinaciones partido a partido.

Todas esas cuestiones además desencadenaron en que no pueda administrar de buena manera un plantel súper numeroso para jugar solamente un torneo en los últimos tres meses y medio de competencia, lo complicó a la hora de darle más minutos y confianza a los juveniles, y asimismo tampoco pudo resolver a lo largo del año la consolidación de un sistema defensivo que lleve a River a convertirse en un equipo verdaderamente confiable fuera del Monumental y fuera del país. Los 4 partidos de River de visitante en la Libertadores fueron de regulares a muy malos, y varios de los equipos que pelearon por no descender en la liga local fueron totalmente superiores en varios cruces a lo largo del año, caso Vélez, Banfield, Gimnasia y Colón, como para citar algunos ejemplos.

En definitiva, Demichelis terminó lo más entero que pudo un año que había comenzado muy agradable y tranquilizador y que por detalles no terminó siendo una tortura. Si logra tener la capacidad de aprender de sus errores y potenciar esos aciertos que le irá dando la experiencia como entrenador, pueden generarse buenos frutos en 2024. Pero queda claro que hoy por hoy la cantidad de soga que tiene a disposición no es ni por asomo la misma que tenía cuando ganó el primer torneo y que deberá volver a conquistar todo ese terreno perdido a lo largo del recorrido.