Nuevamente titular tras algunos partidos en el banco de suplentes, Claudio Echeverri reafirmó lo que demostró ante Huracán y Deportivo Táchira para guiar a un River que parecía perdido y totalmente desconcertado tras el gol de Rosario Central.
Con una clara muestra de que el DNI a veces no influye, Echeverri tuvo un partido realmente consagratorio a sus 18 años y demostró que tiene la cabeza 100% en River para guiar al equipo en los momentos más difíciles que pueda llegar a tener durante este 2024.
Pidiendo la pelota en todo momento, el Diablito fue el principal artífice creativo de la banda ante los rosarinos y tal fue su concentración que lejos estuvo de acalambrarse como le venía sucediendo durante el último año.
Echeverri gambeteando a un jugador de Central. (Getty)
Los espectaculares números de Echeverri ante Rosario Central
Bajando a pedir la pelota en todo momento, gambeteando a cuanto rival se le interpuso y buscando en todo momento poder convertir, Claudio Echeverri fue la principal arma de River a lo largo de los 95 minutos que duró el encuentro.
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Con un total de 108 toques, casi duplicando a muchos de sus compañeros, Echeverri volvió a mostrar una sorprendente precisión a la hora de jugar con 62 pases correctos de 69 en total (90%). Además, envió 8 centros, dio un pase clave y acertó 3 de 4 pases largos.
Un poder ofensivo que se denota en los 3 tiros que tuvo desde media distancia de los cuales 2 fueron directamente al arco de Werner mientras que el otro fue bloqueado por un defensor. Además, el Diablito gambeteó en 7 de las 8 veces que lo intentó.
Echeverri completó los 90 minutos de un partido en primera por primera vez
Siendo un gran problema para el Diablito Echeverri, en esta noche de domingo se dio el primer partido como profesional que el talentoso volante logra completar sin salir acalambrado. Un problema que el propio jugador admitió trabajar con intensidad.
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No es casualidad que, desde que Echeverri realiza trabajos físicos especialmente para esto, haya mejorado sustancialmente su rendimiento y la potencia que tiene para jugar.
El Diablito Echeverri completó un partidazo. (Getty)