Unas 45.000 personas alentaron durante todo el partido al Más Grande en la victoria sobre Belgrano. Hubo alegría, aplausos y una enorme cuota de esperanza de cara al futuro inmediato.
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“Estoy contento porque la gente acompañó de una manera increíble y también ayuda”. La frase de Marcelo Gallardo resume lo que significa el respaldo incondicional de los hinchas de River. Lejos de ser demagogo, algo que justamente está muy alejado de su filosofía, el Muñeco -ovacionado, como siempre, antes de que empezara el encuentro- nunca deja de sorprenderse por el apoyo hacia el equipo.
La introducción de los hinchas, mientras un atardecer propio de un filtro de Instagram hacía lucir aún más al Monumental, fue a través del tradicional “River, mi buen amigo”. Luego el repertorio de canciones exhibió amplitud, empleando el hit infaltable (“todos los domingo’ a la tarde yo vengo a alentarte”) y otro más clásico, pero vigente de vez en cuando: “Te alentaré hasta la muerte, te alentaré donde sea, lo único que quiero es ver a River campeón…”.
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A propósito de melodías con adhesión, ganó mucho terreno la más reciente: “Borrachooo, siempre voy descontrolado para ver al Millonario, para ver al tricampeón”. La apertura del marcador generó mayor entusiasmo, el gol rival trajo cierto grado de preocupación y la conquista de Gonzalo Martínez causó una efervescencia enorme hasta el cierre, cuando “el día que me muera, yo quiero mi cajón, pintado rojo y blanco como mi corazón” se transformó en el grito unánime de los hinchas.
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Además del aliento constante, la gente disfrutó de diferentes acciones. Desde la gambeta de Augusto Batalla ante Lucas Melano hasta los dos caños del Pity -todas esas jugadas provocaron un “oooleee”-, pasando por los aplausos a Iván Alonso cuando fue reemplazado. Es que el uruguayo logró el respeto eterno gracias al gol del título en la Copa Argentina. Ahora, con la esperanza de otra vuelta olímpica, la alegría y la ilusión están intactos en el Monumental.
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