Los ingresos de Julián Álvarez y Lúcas Beltrán fueron quizás los únicos aspectos futbolísticos positivos del amistoso disputado en Córdoba. Ambos se mostraron con muchas ganas, pelearon cada pelota a muerte, y fueron los protagonistas de las jugadas más peligrosas del equipo.

Cuántas noches habrán soñado con ese domingo de sol cordobés. Si bien no era un partido oficial y el resultado no acompañó, en sus cabezas deben haber sentido que se jugaban una especie de “final del mundo”. Porque, además de las sensaciones inolvidables del debut, ambos nacieron en aquella provincia y seguramente todo su entorno cercano habrá estado en las tribunas haciéndoles el aguante.

Y la verdad es que lo jugaron como si fuera una final. Desde la primera pelota que disputaron hasta la última. Presionaron, se mostraron siempre como opción de pase, participaron bastante del juego y hasta armaron juntos la jugada del gol. Y ayer quedó demostrado que, pese a que son jóvenes, cuentan con un porte físico fuerte para bancarse el ritmo de primera división.

Para Álvarez, de 18 años, el 2018 viene siendo de ensueño y de puro crecimiento. Primero, por las citaciones al Sub 20 que le permitieron viajar como sparring tanto al Mundial de Rusia como a la gira europea de la Selección mayor por Europa. Luego, por la inclusión en la lista de 30 de la copa Libertadores a mitad de año, y ni más ni menos que con la 9 en la espalda. Y, finalmente, por su primer gol con el equipo profesional el día de su debut. Julián es uno de los “mimados” por Gallardo, y ayer con ese terrible derechazo de afuera del área empezó a mostrar sus cartas y a devolver un poquito de toda esa confianza.

¿Tendrán chances de debutar oficialmente en el corto plazo? Se podría decir que, hoy por hoy, Álvarez cuenta con más posibilidades que Beltrán pensando en este semestre. No sólo porque es un año más grande y viene más curtido, sino porque además sus rendimientos en Reserva han sido muy altos y regulares en el último tiempo.

River venía sacando muchos juveniles con gran proyección en defensa, y la deuda pendiente pasaba por la delantera. Suena curioso para la historia del Más Grande que hoy ninguno de los cuatro atacantes principales del equipo sean de inferiores, pero parece que Lúcas y Julián llegaron para pisar fuerte y pelearla de verdad con los más grandes. ¡Vamos los pibes!

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