Por si todavía existía alguna discusión en torno a quién debe ser el nueve de River, Lucas Beltrán se encargó de dar por terminado el tema. Los mejores 45 minutos de la era Martín Demichelis se vieron en el primer capítulo del partido ante Godoy Cruz, con muchas sociedades entre los volantes, rotaciones y desdobles constantes para llegar con mucha gente al área. Allí, el encargado de dar el toque final fue el Vikingo.

 

Con una definición exquisita, el delantero puso el 1-0 frente al Tomba. Recibió de Nacho Fernández y cuando parecía que lo iban a acorralar al estar de espaldas, con un solo movimiento se sacó a su marca de encima, quedó de frente al arco y la colocó con mucha sutileza al segundo palo. Por si fuera poco, en el arranque del segundo tiempo cambió por gol el penal que le hicieron a Enzo Díaz

Cuarto gol en tres partidos consecutivos para Beltrán (gritó ante Lanús y Racing de Córdoba) y el décimo en 50 partidos con River.

Sus movimientos dentro del área no hacen más que acrecentar las comparaciones con Julián Álvarez, por la manera que ambos tienen de atacar la pelota cuando va al espacio o de defenderla cuando llega al pie. Los desmarques, la intensidad para no dar ninguna jugada por perdida y las deficiones son similares, con mucha técnica.

Hay diferencias lógicamente, porque a la hora de plantearlas, Beltrán tiene un juego mucho más físico que la Araña, pero es imposible no ponerlos en el mismo escalón. Ambos oriundos de Córdoba, ambos surgidos en el semillero riverplatense, ambos con un hambre de gol intratable.

Tengo una gran amistad con Juli, compartimos mucho en Inferiores y nos entendíamos muy buen. Pero las comparaciones quedan para ustedes”, dijo el Vikingo terminado el partido, consciente de que su nombre empieza a mencionarse junto con el de la Araña, ex compañero y amigo.

Los cordobeses sean unidos, porque esa es la ley primera.

Los cordobeses sean unidos, porque esa es la ley primera.