A juzgar por el puntito obtenido en el Bosque, sólo el final del campeonato dictaminará lo que Almeyda tan enfáticamente destacó como un logro positivo.
Matemáticamente es un acertijo si sumó o restó. Ni siquiera el resultado de Instituto moverá mucho el amperímetro de la lucha arriba. Lo que más debería preocupar al Pelado es la caída en el juego que viene adoleciendo el equipo, con este idea de ser tan “vertical” desde lo táctico. River quiere poner la pelota en el área contraria lo más rápido posible y se olvida de la construcción de juego. Es como si un chico quisiera andar en bicicleta sin antes aprender a caminar.
Se manifestó el mismo síntoma que contra Deportivo Merlo. Ya se había advertido la falta de variantes de juego asociado y el triunfo que obedeció -casi excluyentemente- al “tandem” Trezeguet-Cavenaghi y su contundencia superlativa. No tanto al tridente.
Se sabía, el “Bosque” era otra historia. El Lobo iría a bucarlo bien arriba y River debería estar muy concentrado y veloz para no pasar zozobras. Hasta los 25 minutos, el Millonario parecía no haber tomado nota de lo que ocurría… Y los de Troglio: “yo vivía en el bosque muy contento… caminaba caminaba sin césar”.
El Chori en las fauces del uruguayo Pouso, que junto a Cabrera y Capurro lo tuvieron a River desorientado o dormido – vaya uno a saber- . Un gol anulado a Goux de cabeza con pelota parada por la banda derecha y un par de arranques a fondo mal finalizados prendieron la luz roja.
Ponzio, con errores en el traslado pero desdoblado en su función, debió hacer la “heroica”. Fue manija con poco control y precisión y sin compañía tuvo que zapatear de lo lindo en la mitad. Así River emparejó. Lo hizo sin ideas, pero con garra salió del asedio.
Metió miedo en el cabezazo en el que Trezeguet se pasó y besó el palo. Ahí, el Lobo se paralizó y envainó los colmillos. Se asustó. No fue más, extrañamente nunca más… de allí hasta el final, salvo en pelotas paradas, otro déficit, que parece no tener solución para el “Millo”. Una vez Macaluso y otra De Blasis, casi nos embocan.
Todo se fue poniendo a pedir de River. ¿Por qué no ganó entonces? Si hasta jugó 13 minutos con un hombre más. Es cierto que tuvo las situaciones, pero no siempre se puede depender del show de los “romperredes”. Ni David ni el Torito pudieron ser los salvadores esta vez. Los goleadores deben estar en “vena” y esta fue una de esas tardes.
Mucho ayudó al lobo la solidez de Monetti, el individualismo en un jugada de Cavenaghi cuando tenía al francés para empujarla, la “miopía” de Toia, un árbitro amigo del “siga siga”, que no vió un penal inmenso al Cavegol y la frágil definición de Aguirre en la mejor jugada elaborada por River, donde había que soplarla, y permitió la reacción del arquero.
Parece mucho y sin embargo, no fue tanto ni de buena calidad. River se repitió con las subidas de Sánchez y sus centros –de lo mejorcito-. Ocampos debió ser reemplazado antes y buscar por abajo y a pura gambeta con los pies frescos de Villalva. No lo hizo y siempre le faltaron cinco para el peso.
Hubo cien penales a Trezeguet no sancionados, en algo más parecido al catch que al futbol. De todos modos no es excusa, la corriente “Lamolina- Marconi” está a full instalada en el futbol argentino y vale todo. Los cachetazos al Chori y al uruguayo Sanchez, sin sancionar con amarillas fueron alarmantes. Sólo hay penal o expulsión si hay riesgo de muerte en la jugada, tal el patadón de Goux.
De todos modos… no hay excusas. River fue al Bosque a desforetarlo y se trajo un puñado de desteñidas hojas otoñales de fútbol y un escabardiente, de esos que suman en el truco. Nada más. Ojalá, esta discreta actuación pueda verse como el árbol que le está tapando al bosque a Almeyda. Si es así, bienvenido el punto.
Hay que iluminar el camino de tanta oscuridad. No alcanzan lo “certificados de explotación responsable del bosque”, ni los “pergaminos”. Si falla el recurso humano debe aparecer el equipo. Es imprescindible repensar la táctica. Si todo se resume en la Torre Eiffel y el Cavegol, si “piden pan no le dan, piden queso y le dan un hueso”. Estamos bien, pero vamos mal.
24 de Marzo de de 1976, fecha aleccionadora para todos los Argentinos. El “Bosque” y el país lo recordaron. Para que haya “verdad y Justicia”, hay que reconstruir la “memoria”, en todos los órdenes.
“Se juega como se vive”. Urge darle bola a la identidad, el vuelo y la imaginación, para tener a mano el plan “B”… ¿Sumó?: el único héroe en esta historia es el bienestar colectivo. El puntito, por ahora, una anécdota. Ni suma, ni resta. Exige cambios.



