180 minutos de Recopa, 180 minutos de Copa Argentina y 180 minutos de campeonato local. Los 6 partidos oficiales disputados en el semestre dejaron un sabor muy dulce en nuestros paladares, y un saldo enormemente positivo a nivel resultados. Pero también creo que han servido para poder hacer un primer balance sobre el presente y el futuro de este nuevo River de Gallardo.

1- Por un lado, los refuerzos se adaptaron rápido y demostraron estar a la altura. Moreira con rendimientos notables y Mina con una evolución constante nos han dado la tranquilidad de saber que la defensa no parece sentir demasiado las ausencias de los guerreros campeones de América. Por el otro, aquellos que arrastraban rendimientos bajos han evolucionado gratamente. Al Pity se lo ve por primera vez como un tipo pensante que decide mejor las jugadas. Levantó mucho Driussi, sumando más minutos en su puesto natural de delantero. Y Nacho pasa por su mejor momento, ya que encontró su lugar en el mundo siendo la primera salida clara. Este combo entre los que llegaron y los que repuntaron ha sido uno de los grandes pilares para poder llegar a este presente.

2- Salvo Maidana, Ponzio, D’Alessandro y Alario, el resto de los titulares necesitaba superar una gran primera prueba de personalidad con la banda roja. Entre las dos finales de la Recopa y el durísimo partido contra Talleres el equipo subió varios escalones juntos en su proceso de maduración y personalidad, consiguiendo victorias muy importantes no solo para el futuro deportivo, sino además para la inyección anímica de cada uno pensando en lo que queda del semestre.

3- El principio de un reencuentro con una identidad futbolística. En todos los partidos se vieron buenos minutos de gran juego, pero ante Banfield se evidenció desde el minuto 1 al 90 la versión perfecta de lo que pretende Gallardo para este nuevo River. Es muy importante saber que la idea puede funcionar, y a su vez que puede ser interpretada y llevada a cabo por cada una de las piezas del equipo. Hay movilidad constante. Hay asociaciones permanentes y sentido colectivo. Hay fluidez en el toque. Hay mecanización de movimientos. Hay desequilibrio individual. Hay presión alta y agobiante. Hay un estilo.

4- Tres aspectos puntuales a mejorar. El primero, la evidencia de algunos problemas en la transición defensiva y en el retroceso, inclusive si se pierde la pelota en campo contrario. El segundo, tratar de reducir las malas entregas en la salida del mediocampo, sabiendo que cualquier error con este dibujo tan ambicioso puede convertirse en una catástrofe. Y el tercero, entender que teniendo a un as de espadas como Alario hay que jugar un poco más para él. A veces el 9 parece muy aislado y le dan de comer demasiado poco desde atrás o desde los costados.

5- Aparecieron buenas señales del destino. Aquel centro del Pity que se terminó clavando en un ángulo para pasar a octavos sobre la hora en la Copa Argentina. Aquella salvada de Ponzio sobre la línea en Colombia para mantener el cero en el arco. O aquella negativa de la dirigencia de Central a la hora de querer vendernos a Salazar cuando el jugador ya estaba en Buenos Aires, lo que promovió a que después vayamos a buscar a Moreira. Los guiños positivos están, pero siempre al factor suerte hay que saber acompañarlo con buenos rendimientos, y en ese sentido el equipo de Gallardo está haciendo muy bien sus deberes hasta el momento.

6- Se recuperaron las ganas de ver lo que hace el equipo dentro de la cancha. Toda la vida nos motiva el simple hecho de jugar a River, pero ahora también recobramos ese entusiasmo de disfrutar el fútbol que intenta practicar el equipo. Algo que se había perdido durante varios meses, luego de ganar la Libertadores. Y éste creo que es el factor más importante y esperanzador, porque cuando el Millonario juega bien, cada partido y cada victoria nos llena aún más de alegría el corazón.

En definitiva, ojalá sigamos transitando este camino asfaltado y de claros horizontes, mejorando día a día y sabiendo que la dificultad en los próximos partidos va a ser máxima. Lo bueno es que al grupo se lo ve muy unido, como es costumbre en los últimos años, de la mano de un Gallardo cada vez más líder y referente. Y además tenemos la ventaja que en los pasillos de River reina la paz y no hay lugar para los episodios cabareteros, como sí pasa bastante seguido en algunos clubes que bordean las costas del Riachuelo.

+ DOMINGO: ¿Olivera o Mayada por Casco?

+ RECOPA: Los goles del campeón.

+ COPA ARGENTINA: Nacho podrá jugar.