Un 9 de marzo de 1986 River recibió a Vélez por el Campeonato de Primera División de 1985/86 y tras el triunfo por 2 a 0  se consagró campeón. Tres fechas después, un 6 de abril de 1986 el equipo que dirigía Héctor Veira visitó a Boca en la Bombonera, los rumores indicaban que el Más Grande daría la vuelta olímpica en territorio enemigo y que los hinchas del Xeneize no lo iban a permitir. Finalmente hubo media vuelta olímpica pese a que varios fanáticos del eterno rival tiren proyectiles, pero la celebración estuvo.

Norberto Alonso es River, no hay otra palabra que lo defina mejor. En la mesa del olimpo riverplatense, si es que existe, el Beto se sienta en la cabecera. Pasan los años y el hincha le sigue mostrando su devoción, su idolatría trascendió generaciones, es común ver a pibes de 20 o 25 años pidiéndole una foto al maestro en algún acto que haya en el club y está bien que así sea. Uno de los tantos motivos de tanto cariño es precisamente por su actuación en el famoso superclásico de la pelota naranja. Fue tal la importancia de ese tanto que el Más Grande sacó una camiseta para homenajear al Beto y su tanto.

Por cuestiones vinculadas a la marca y también por la cantidad de papelitos que se habían tirado en la salida de los equipos al campo de juego, el primer tiempo se jugó con una pelota de color naranja y nadie se imaginaría que ese balón pasaría a la historia. A los 30 minutos del primer tiempo y luego de un tiro libre de Roque Alfaro, Norberto Alonso gana en lo alto estampa un cabezazo con destino de red que venció a Hugo Gatti. El Más Grande se ponía 1 a 0 en la Bombonera y la fiesta era completa.

Pero faltaría la estocada final, nuevamente el Beto fue protagonista. Ya con una pelota tradicional –blanca y negra- y luego de ejecutar un tiro libre, la pelota golpeó en Roberto Passucci e ingresó al palo derecho del ex arquero del Más Grande. River se ponía 2 a 0 en la Bombonera y el partido quedaba prácticamente liquidado. A falta de siete minutos para el cierre del encuentro Alejandro Montenegro vio la tarjeta roja y el equipo de Bambino terminó con 10.

Tras ese encuentro el año 1986 seguiría siendo glorioso para River, que en octubre se quedaría con la Copa Libertadores al vencer al América de Cali en la final y en diciembre llegaría el turno de ganar la Copa Intercontinental ante el Steaua de Bucarest, luego de ese todos esos logros el Beto pondría fin a su exitosa carrera, dejando un legado eterno que sigue hasta el día de hoy.