Se fue un año increíble para El Más Grande, que ganó tres títulos internacionales, entre ellos la tan anhelada Copa Libertadores. El mayor deseo de todos ahora es que el 2016 sea nuevamente exitoso para el campeón de América.

Las sensaciones experimentadas quedarán para siempre en la memoria. Alegría, desahogo, lágrimas de emoción y ese sentimiento único de alcanzar el cielo deportivo con las manos. Los hinchas de River vivieron un 2015 inolvidable, soñado. Luego de una pretemporada que amenazó con poner en jaque el funcionamiento del 2014, Marcelo Gallardo y sus dirigidos se levantaron nada menos que en la Recopa, frente a San Lorenzo: 1-0 en el Monumental y en el Bajo Flores. Primera conquista en febrero, ideal para celebrar desde temprano e ilusionarse con vistas a la Libertadores, nuestra obsesión.

El torneo local empezó de la mejor manera, en contraste con un grupo de la Libertadores demasiado esquivo. Caída en la altura de Oruro, empates inexplicables ante Juan Aurich, remontada heroica en México y cierre a pura radio, palpitaciones incluidas, para lograr una ajustada clasificación a octavos de final. Ahí, el rival de la semifinal en la Sudamericana. Un desafío a todo o nada que terminó de forma anticipada. Victoria 1-0 en casa, con un penal de Carlos Sánchez -quizás el mejor jugador del año-, y ataque inédito en Brandsen 805.

Justicia en la Conmebol, dos días después. La sanción, discutida para quienes olvidaron que era imposible que River jugara el segundo tiempo con varios jugadores afectados, confirmó lo que hasta ese momento era evidente en el campo de juego: pasó el que estaba en ventaja y fue perjudicado por una agresión que recorrió el mundo. En cuartos de final, al mismo tiempo que el Millonario se encontraba a la vanguardia en el certamen doméstico, hubo un nuevo desafío para la historia. Tras perder en Núñez, un 3-0 en el Mineirao rompió con las rachas ante Cruzeiro.

Luego del receso por la Copa América, llegó la hora de la verdad. River quedó afuera de la Copa Argentina ante Rosario Central, en San Juan, e igualó sin goles contra Tigre. Pero esa falta de gol concluyó al enfrentarse a Guaraní. Titularidad auspiciosa de Lucas Alario, que le bajó la pelota en el 1-0 a Gabriel Mercado y dio la asistencia para el golazo de Rodrigo Mora: 2-0, buena diferencia para ir a Asunción. Una semana después, en Asunción -allí nació “de la mano del Muñeco vamo’ a Japón”-, hubo invasión de hinchas y desahogo con el nuevo tanto de Alario, abastecido por el debutante Tabaré Viudez, habilitado pocas horas antes.

Diecinueve años tuvo que esperar El Más Grande para ser finalista de la Libertadores. Y tal como sucedió en 1996, estuvo a la altura de las circunstancias: luego del 0-0 en el asfixiante calor de Monterrey, 3-0 contundente sobre Tigres, en el Monumental. Alario provocó un estallido mediante un cabezazo impecable, Sánchez tuvo la misma personalidad para patear el penal que frente al eterno rival, mientras que Ramiro Funes Mori se elevó para sellar la vuelta olímpica. Un delirio inolvidable bajo el diluvio, con Fernando Cavenaghi despidiéndose de una forma guionada por Hollywood: con el trofeo en las manos y miles de testigos ovacionándolo. Merecido.

Ganador de la Sudamericana, la Recopa y la Libertadores, River viajó a Japón para jugar el 11 de agosto frente a Gamba Osaka. Un nuevo 3-0 inapelable para hacer un póker: Suruga Bank y el Millonario multicampeón de América, con todos los trofeos posibles. Si bien es cierto que en el ámbito local hubo un declive pronunciado, el rendimiento exhibió síntomas positivos en la Sudamericana, donde el conjunto del Muñeco superó en los mano a mano a Liga Deportiva Universitaria de Quito y Chapecoense. Huracán, como sucedió en la Supercopa Argentina, detuvo a La Banda. Entonces, de una buena vez, no quedó otra que pensar en la visita a tierras asiáticas.

La preparación fue extensa y detallada, aunque costó. El equipo multicampeón sintió las ausencias de Ramiro Funes Mori, Ariel Rojas, Teófilo Gutiérrez e incluso Cavenaghi. Aun así, la mentalidad ganadora alcanzó para dejar en el camino a un rival muy interesante como Sanfrecce Hiroshima. Y ahí sí fue el turno de pensar nada menos que en el Barcelona, la final soñada. River dio lo mejor que tenía en ese momento, lejos de su techo, pero la magia de Lionel Messi, Luis Suárez, Neymar, Sergio Busquets y Andrés Iniesta fue imposible de igualar. Nada para reprocharle a Gallardo y sus dirigidos.

River no pudo conquistar al mundo dentro del campo, aunque sí en las tribunas: más de 20.000 almas coparon Yokohama. Unos días antes, alrededor de 17.000 lograron un récord histórico: ser locales frente al anfitrión (Sanfrecce Hiroshima), a 18.000 kilómetros del Monumental. Todo el planeta conoció la locura riverplatense. Ese sentimiento único, inigualable. Esa pasión por los colores, los más bonitos de la Tierra. El sueño máximo quedó a un paso de concretarse. Sin embargo, la alegría ya había sido conseguida en el 2015, gracias a tres títulos internacionales y momentos de colección. Comienza el 2016. La ilusión se renueva con la esperanza de cerrar el año donde lo cerramos: Japón. Por lo pronto, a brindar por lo que pasó e íntimamente pedir el deseo de otro ciclo glorioso para el campeón más poderoso de la historia. ¡Vamos, River!

+ Elegí al Millonario del año

+ Campeón de la Recopa Sudamericana

+ Campeón de la Copa Libertadores de América

+ Las fotos de la conquista continental

+ Afiches: imágenes de colección por el título de la Libertadores

+ River vuelve a Japón: afiches imperdibles

+ Campeón de la Copa Suruga Bank

+ Un viaje para el recuerdo histórico

+ Video de la invasión riverplatense a Japón

+ Un país enamorado de River

+ La locura de los hinchas de River en 360°

+ Postales de una hinchada mundial

+ Los videos de la mejor hinchada del mundo en Japón

+ El gol de Alario en Osaka, desde diferentes ángulos

+ Editorial acerca de la victoria sobre Sanfrecce Hiroshima

+ Análisis de la histórica final frente al Barcelona