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Patria millonaria sí, colonia no

Patria si colonia no

pablo-desimone

Feo arranque del 2011, ayer en el José María Minella. Debut de un equipo que más que alternativo pareció de la Colonia del Club. Así no se puede hacer patria. Ni desde la cancha ni desde la tribuna. El sábado viene Boca y queremos once Nalbandian en la cancha –si me aceptan la comparación-. Once leones que estén enchufados del minuto cero hasta el pitazo final, como hizo el de Unquillos contra Hewitt, en su propia casa.

Esta vez hay atenuantes. Es cierto. Pero como hinchas de River nos duele que nos paseen como lo hizo Racing en la segunda etapa. Porque fue paliza, ojo. Y pudo haber goleada. Se podrá argumentar la dureza post pretemporada y la oportunidad de ver en cancha algunos chicos nuevos. Es razonable. Pero rápidamente hay que bajar a la realidad y saber que contra Boca se juegan otras cosas. No se le podrá dar a Riquelme –si juega- las ventajas que ayer tuvo “Gio”, el diez de la Academia. Ni que nadie nos maneje el partido como ayer lo hizo el Patito Toranzo –aquel que no supimos aguantar- que dio clases de conducción y cómo pegarle de media distancia.

Lo de River fue un ensayo demasiado riesgoso en términos de estatura de equipos. Es razonable querer probar, pero la diferencia táctica, de control de pelota y de profundidad fue enorme a favor del equipo de Russo. Jota Jota tiró al campo de juego un manojo de jugadores de buen pie. Un lance. Pero, que estuvo lejos de presentar un “equipo”. El “negro” está mirando. Es cierto. Busca, pero ayer no encontró demasiado. Necesita definir el enganche por eso arrancó con Lanzini, su debilidad. Aunque todo indica que el titular será Lamela. Probó con el zurdito Quignon, de impecable técnica, para armar salida por izquierda. Buena promesa. Otra vez, con el peruano Ballón de centrohalf –debido a la lesión de Acevedo-. Pero habrá que tomar nota que es doble cinco o nada, que tiene movilidad pero no recupera lo suficiente. Affranchino, que deja toda en los primeros cuarenta y cinco, como ayer, pero que después palma. No se puede apostar a Arano, con sus limitaciones, a que sea el referente de la voluntad y del sacrificio, más allá de su espíritu guerrero. (No le pidamos mucho más). Arriba, el paraguayo Rojas que sigue sin despegar, aunque venga acusando una pubalgia. Y el retraso de Caruso para generar algo medianamente asociado.

Del partido hay para decir que hubo un espejismo que duró 20 minutos. A pesar del gol tempranero de Rojitas, Racing no llegó ni a asustarse. Hasta allí las cosas parecían más parejas. Bastó que ese moreno lungo de Gio agarre la bocha, la ponga debajo de la suela y fuimos. Es un jugador diferente. Genera desequilibrio siempre con su gambeta. Y cuando él juega, además hace agrandar al resto. Ya lo habíamos padecido en el Apertura en el Monumental. Y allí Racing ya había dado muestras de ser buen equipo, que estaba armado. Y lo mejor que hizo fue no desarmarse. Enfrente, demasiada fragilidad por el lado de la banda.

Ese esbozo de construcción de juego por la izquierda se fue deshilachando, hasta la desaparición. Y ni siquiera la entrada de Buonanotte pudo inquietar demasiado. Apenás una pared por derecha en diagonal que contuvo muy bien el arquero de la Academia. Pero, poco, muy poco. Atrás, con las ventajas que suelen dar las defensas improvisadas. Volvió Díaz, pero los volantes de River no. Coronel salió muchas veces demasiado apurado a cortar y no pudo con la gambeta endiablada de Giovanni en la jugada del penal que obliga a Maidana a ir también demasiado fuerte, sin sentido para mi gusto. Demasiados “colonos” que tácticamente no encontraron su lugar en la cancha y físicamente no respondieron a las expectativas. Pero bueno, estas son las experiencias que sólo se pueden digerir en una noche de pretemporada. Igual, una bofetada para nuestro estoico público. Ni siquiera fuimos un equipo de jardín, de escuelita, donde todos los chicos se conocen. Como saldo, si hay algo para rescatar, me quedo con Quignón, ese “émulo de Redondo”. Y arriba, muy solo, pero con destellos de calidad, algunas cosas de Caruso, con características diferentes a la de Pavone. Juega más afuera del área pero tiene más habilidad. Ahora, si en las dieciocho no tiene compañía todo es muy soso e improductivo. Como ayer, con apenas tres llegadas contabilizadas de gol.

Quizás habría que agudizar el ingenio para buscar alguna joya como “el colombiano” perdida por ahí. Y, antes que eso, los “dinerillos”, que sin ellos será imposible. Mientras tanto seguiremos esperando que el “Coco” Lamela explote y se arme alguna que otra sociedad. Para hacer “patria”, soñar una revolución y buscar la gloria hacen falta líderes.
La sombra de Ortega… aún con ese sensación de ciclo cumplido está muy fresca. El sábado vuelve Almeyda, nuestro Nalbandian futbolero. Se impone utilizar las horas que faltan para trabajar en el contagio que su actitud promueve. Y empezar a encontrar el futbol que ayer se sintió “infeliz” en la “feliz”. Ese no fue River. Esperemos que aparezca el sábado. Desde el cemento, siempre habrá promesa de esperanza. Eso déjenlo por nuestra cuenta. Ahora “la patria” millonaria la tenemos que construir entre todos. Nos obliga su propia grandeza. A no dormirse…

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Imagen: Federico Peretti / La Página Millonaria en Mar del Plata.

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