Pese a que no pudo posicionarse mejor entre los primeros de cada grupo, el empate 0-0 contra Flamengo permitió que River terminara como líder de su zona. Fue más que el equipo brasileño, pero no le alcanzó para obtener el triunfo.
River cerró el semestre con un balance positivo. Si bien es cierto que le quedó la espina por no asegurarse la participación en la próxima edición de la Copa Libertadores, levantó la Supercopa Argentina y se clasificó sin problemas a los octavos de final del máximo certamen continental. La igualdad 0-0 de esta noche ante Flamengo le impidió ser uno de los mejores primeros pensando en futuras series mano a mano, pero también es importante destacar que en un torneo tan esquivo durante décadas el Millonario terminó invicto la fase de grupos e impone respeto a nivel internacional desde que Marcelo Gallardo conquistó la Sudamericana.
La actuación contra el equipo brasileño dejó como aspecto para resaltar la superioridad de River. Aunque no fue suficiente para reflejarlo en el marcador, el equipo de Núñez ejerció el protagonismo en todo momento. Manejó la pelota, controló a su rival y remató el doble de veces. Lo obligó a cometer muchas infracciones y contó con la chance más clara: a un minuto para que se cumpliera el tiempo reglamentario, el ingresado Rafael Borré estrelló una chilena en el travesaño. La falencia estuvo en no aprovechar las posibilidades para encontrar la ventaja que brindara mayores espacios a la hora de pisar el área de enfrente.
¿En qué se equivocó River? Sólido en defensa y con la seguridad habitual de Franco Armani -14 veces arco invicto en 21 presentaciones oficiales, una bestialidad-, le faltó desequilibrio individual, puntería tanto en la resolución (Ignacio Scocco falló por escasos centímetros) como en los centros y también en los intentos de media distancia. La pelota parada fue el arma de mayor insistencia para ambos equipos. Al Millonario le faltó eficacia al buscar el arco, mientras que Flamengo jamás inquietó por esa vía y dependió de un Paquetá que nunca pudo vulnerar al arquero citado para la Copa del Mundo.
Más allá de la igualdad en cero, River cumplió con su misión. Esta vez los cambios no le dieron la victoria, pero además de ostentar una extensa racha sin perder (17 compromisos formales), se afianzó como equipo, creció en confianza y mostró argumentos para ser uno de los candidatos a la conquista de América. Ahora los 28 días de vacaciones servirán para renovar energías de cara al siguiente semestre, pese a que la mayor preocupación pasará por retener la base del plantel durante un largo mercado de pases.
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