Cuando me preguntan el significado de la palabra “tranquilidad”, yo les respondo que es mirar a la defensa y ver el brillo de dos cabezas calvas. Esas que suman juntas 68 años de edad, pero que no se amedrentan con el paso del tiempo. Con esos rostros que se transforman en diabólicos desde el silbatazo inicial hasta el del final, y que no paran de dar órdenes y contagiar desde el fondo.
No es fácil lograr el complemento entre los marcadores centrales, pero hoy River puede descansar tranquilo en esa faceta del juego. Porque hay un par de gladiadores dispuestos a todo. Con el mismo hambre que tenían a los 18, y dejando hasta la última cuota de sudor.
Los dos tuvieron un pasaje complicado para sus carreras en el último semestre del 2017. Jony debido a una lesión en la rodilla que lo tiene a maltraer hace varios años, y que se le profundizó en aquellos meses y lo limitó mucho en lo físico. Tanto que su regularidad futbolística había bajado considerablemente. Pero en la versión 2018 volvió a reconstruirse. Como hizo tantas veces en su carrera. Y hoy nuevamente es titular indiscutido.
A Javier, por su parte, le llevó un tiempo adaptarse al mundo River. Como si toda aquella salida conflictiva de Central le hubiera jugado en contra. Siempre fue muy autocrítico con su rendimiento, y jamás negó que tuvo una merma futbolística. Pero hizo el click mental en Mendoza cuando Gallardo le dio la confianza de jugar como titular la final ante Boca. De allí en adelante ha sido el jugador más regular del equipo, y volvió a ser aquel que fuimos a buscar a Rosario.
Son dos luchadores natos que tienen el poder de saber jugar con el oficio. La personalidad plena para no dejarse intimidar por nadie. Y las mañas a flor de piel para resolver los mano a mano contra los delanteros tanto de abajo como de arriba. Es una fusión que nos brinda carácter permanente y autoridad constante. El ejemplo ideal para pibes como Martínez Quarta, Montiel o Sibille, que cuentan con los mejores referentes para sus crecimientos.
Está claro que Armani en el arco ya es una garantía por sí mismo, y que Ponzio en el círculo central también, pero cuánto más se facilitan sus trabajos con estas dos bestias en el fondo, ¿no? Son los pelados al poder de River y al mando de nuestra calma. Ojalá que sea por mucho tiempo más.
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