Como consecuencia de diferentes situaciones recientes, la intención de la dirigencia es que, a partir de la próxima pretemporada. los jugadores tengan dos años por delante de vínculo para evitar especulaciones que generen dificultades.
En River poco a poco comienzan a sentarse precedentes que causan cambios. Lleva tiempo, pero prometen ser eficientes para mejorar diversos puntos débiles, muchos de ellos con serias consecuencias económicas que se reflejaron. Uno de esos asuntos está relacionado con los contratos de los jugadores del plantel profesional.
Ayer, durante la sesión de Comisión Directiva que se desarrolló por la tarde, Rodolfo D’Onofrio explicó la situación de Lucas Boyé, cuya salida parece inexorable una vez concluido el préstamo con Newell’s Old Boys. Enojado por la especulación del delantero y otros casos similares, el presidente anticipó cuál será la medida para prevenir problemas.
La idea del principal directivo y los demás integrantes, incluso con respaldo de los vocales que integran la minoría, es que ningún jugador participe de la pretemporada si no tiene al menos dos años de contrato por delante. Es que a medida que se acerca el final de un vínculo, más de uno ejerce presión -no todos, vale aclararlo-, sabiendo las urgencias y necesidades. Por eso en River quieren sentar un precedente definitivo.