El golpe anímico es más duro que en ocasiones anteriores. River perdió su primer final a nivel de Conmebol desde que tiene a Marcelo Gallardo como DT. La Copa Libertadores se le fue de una manera increíble, muy difícil de asimilar. Pero la gran bienvenida de 7.000 hinchas y el respaldo incondicional son motivos para que el plantel y el cuerpo técnico encabezado por Marcelo Gallardo puedan recuperarse poco a poco.

Con la final de la Copa Argentina por delante, el Muñeco necesita que sus dirigidos salgan adelante anímicamente. Y aunque parece una misión complicada, existen antecedentes para alimentar la ilusión en el tramo final del año para que 2019 termine con una alegría. Ese duelo ante Central Córdoba (Santiago del Estero) representa no sólo la chance de engrosar la lista de trofeos, sino también la clasificación a la fase de grupos de la Libertadores 2020, sin pasar por las instancias preliminares.

Más allá de esa motivación en sí misma, el DT tendrá como metainmediata conseguir la recuperación para el próximo sábado, debido a que River tendrá que visitar desde las 21.45 a Newell’s Old Boys. A cuatro unidades de Boca, el líder, el Millonario puede seguir en la pelea de la Superliga, teniendo en cuenta que hay un compromiso pendiente ante Independiente. Es por eso que un triunfo dejaría al equipo en zona de vanguardia y le daría una inyección anímica.

La mirada hacia el horizonte de Gallardo, con la frente en alto (Getty)

La mirada hacia el horizonte de Gallardo, con la frente en alto (Getty)

¿Por qué hay motivos para confiar en que River se levantará? Gracias a los casos anteriores del ciclo Gallardo. El DT tuvo su primer desafío de esas características entre enero y febrero de 2015. Después de perder 5-0 un dueño de verano frente a Boca en Mendoza, decidió sostener la formación campeona de la Sudamericana para medirse a San Lorenzo en la Recopa. El Millonario ganó 1-0 ambos encuentros. Otro ejemplo se dio en el medio de la Libertadores de ese año, cuando perdió ante Boca en el torneo local y en el inesperado traspié en casa contra Cruzeiro. Golpes a los que reaccionó de inmediato.

La siguiente muestra se dio en diciembre de 2016. El revés 4-2 en el Superclásico cuatro días antes de la final de la Copa Argentina puso en jaque el cierre en el trofeo doméstico. Pero el desafío de ganar el título y obtener un lugar en la Libertadores 2017 sirvió como incentivo deportivo. Ese año otra Copa Argentina funcionó como llave maestra: la eliminación frente a Lanús caló hondo. Podía ser un golpe con secuelas a futuro, pero el 2-1 sobre Atlético Tucumán en Mendoza otorgó un título, la clasificación al máximo certamen continental 2018 y el derecho a disputar la Supercopa Argentina.

Cuando en muchos medios de comunicación se instalaba el final del ciclo Gallardo en caso de perder contra Boca, el DT y sus jugadores pudieron levantarse de un pésimo momento futbolístico, incluyendo resultados adversos. El triunfo 2-0, nuevamente en Mendoza, fue un trampolín. De ahí en adelante River fue prácticamente imparable hasta conquistar la gloria eterna el 9 de diciembre. ¿Será la Copa Argentina otra vez la clave para El Más Grande? Levántate y anda.