Mientras “todo pasa”, parece que “pasa como la saliva por la garganta” – lo que pasa es la hiel que producen nuestros malestares gástricos. Todo indica que no va mediar escarmientos y a los hinchas de River nos queda solo putear para desahogarnos, alentar para seguir vivos y ver a Boquita, si se puede tolerar, para amortiguar levemente nuestra resignación.
Viendo como los primos con mucho más plantel y “arteramente” ayudados por los arbitrajes también son dignos representantes del papelón, los domingos de acá a fin de año pueden ser más llevaderos. Durante la fecha pasada pasaron cosas más que raras en la “mítica Caja de Pandora Boquense”. La Boca es Macondo. Allí pasan las cosas más inverosímiles que se puedan ver en una cancha de juego.
Le otorgaron un “GOL EN RETROACTIVO”. Algo nunca visto. Lo que deja a las claras que la trampa siempre está al acecho y apunto de suceder. El espíritu de Melquíades, el gitano truhán de Cien años de Soledad, parece el invitado invisible, omnipresente, siempre solícito a sacar ventaja para los locales. Aunque los nombres siguientes no son de ficción y cabe apuntarlos para que en el futuro no nos sorprendan.
Ellos son los del linesman Rastelli, (declarado boquense), Furchi y su vergonzosa falta de autoridad. Entre ellos el domingo construyeron la enésima versión de “la leyenda mugrienta del ayudín vive”,aunque “desgraciados” no les alcanzara para que Boca gane. Y además el once de Basile parece muerto. Luego de ser superado por un Godoy Cruz muy ordenado, que siempre quiso jugar desde abajo y nunca rifó la pelota, el equipo de Diego Cocca -apunte Comisión Directiva- se vio ultrajado por un fallo insólito.
El juez Furchi, luego de una montonera en el área de los mendocinos hizo la vista gorda del faul de Battaglia a Salomón, el volante del Tomba. Así a los empujones, lograron que la pelota diera en el palo derecho del arquero y fuera rechazada en la línea correctamente. Hasta ahí todo bien. Nadie gritó gol y el juez hizo continuar las acciones correctamente. Al mismo tiempo Basile, a quién las cámaras no enfocaban, le protestaba al susodicho Rastelli, linesman de ese sector, el mismo que no viera el manotazo de Marino contra Newell´s, quejándose de que el balón había entrado.
Rastelli, no dudó un instante más y comenzó a correr hacia mitad de cancha llamando a Furchi para explicarle lo que nunca existió. Se calcula que habían pasado ya más de un minuto, cuando se detuvo el partido para averiguar que era lo que Basile le había dicho a Rastelli y que éste aseguró ante la autoridad máxima. “La pelota entró”- dijo el confeso linesman xeneise y el árbitro luego de varios cabildeos otorgó la conquista.
Los comentaristas de radios, televisión y demás medios periodísticos no podían creer lo que estaban observando. El juez no sabía a quien otorgarle el gol que no fue. Burlonamente se escuchó decir se lo adjudicó al otro Martín. ¿Quién era el tal otro Martín? Quien sino Juan Martín Del Potro, a quien con todo respeto, bien se lo podrían haber dado y nadie decía nada. Si total la leyenda negra continúa. Boca había jugado nuevamente con 12, y esta vez no eran justamente “los de los parlantes”. Sino ese señor Rastelli, que a pesar de sus esfuerzos no pudo impedir que el equipo de Dieguito Cocca, un muy buen proyecto de técnico, formado en River- humillara al hasta hace poco candidato de todos. “El cacique” Cáceres parece un sobreviviente de la Guerra del Paraguay, que no sabe donde está el Norte y donde está el Sur.
En nombre de las traiciones consabidas les damos las gracias por hacer que nuestras tardes resulten un poco menos amargas. De nada, Paragua. A seguir igual. En breve nos vemos en el Monumental. Sin esos “oscuros” personajes, a los que se le suman Favale, Belligoy, Faraoni (River lleva dos años sin penales a favor de visitante). Para que no haya trampa, de una vez por todas y tengamos un clásico sin manos negras.
Bueno, mejor me callo la… (perdón por la palabra) a ver si cambian el resultado y les dan la victoria en retroactivo.
Imagen: Fotobaires.



