Con las grandes actuaciones de Pisculichi, Lucho González y Alonso, River supo imponer sus condiciones en un partido cerrado y terminó goleando 4-0 en Venezuela a Trujillanos, por la primera fecha correspondiente al Grupo 1 de la Copa Libertadores. Así inició la defensa del título con un rendimiento para ilusionarse.

La jerarquía está por encima de cualquier documento de identidad. No interesa la edad, sino una serie de cualidades que terminan inclinando la balanza. Si bien es cierto que la velocidad representa un factor importante para generar desequilibrio, la experiencia sumada a la técnica pueden resultar determinantes en momentos complicados. Un fiel reflejo de ello es lo que ocurrió en Valera, donde los jugadores de mayor edad cumplieron un rol preponderante en la victoria.

Entre tanta pierna junta en el medio campo, zona de fricción ineludible, la cuota de inteligencia para romper con la monotonía estuvo en los pies de los futbolistas experimentados. Luego de un primer tiempo con cautela excesiva y demasiados pelotazos para saltear líneas, sin olvidar la necesidad de eludir un terreno de juego poco amigable para que la pelota se deslizara por abajo, River asumió el protagonismo definitivamente en el segundo tiempo.

Para contrarrestar las peligrosas corridas de James Cabezas, que exigió a Marcelo Barovero y compañía durante la etapa inicial, Marcelo Gallardo apeló al cerebro de sus cartas experimentadas en el plano internacional. Así fue como Leonardo Pisculichi acentuó el buen desempeño para abrir la cuenta. Tras un par de avisos, la tercera fue la vencida mediante un tiro libre perfecto, luego de una falta que recibió Luis González, otro que exhibió claridad.

A las dos figuras se le sumó un actor indispensable como Iván Alonso, subestimado por mucha gente antes de que pudiera mostrar sus credenciales avaladas por decenas de goles. El uruguayo la rompió. Previo a su aparición en la red, causó infracciones, inquietó a los rivales, pivoteó y fue víctima de la falta que derivó en el 2-0, cuyo autor fue Lucho después de un nuevo tiro libre de Piscu que provocó el rebote del arquero Leandro Díaz.

En esta ocasión, el Muñeco dispuso un 4-2-3-1. Sostuvo a Emanuel Mammana como compañero de Jonatan Maidana, apostó al eje Nicolás Domingo-Lucho en el medio y le dio pista a Tabaré Viudez -rindió-, Pisculichi y Sebastián Driussi (de menor a mayor) para que se acoplaran a Alonso. El atacante de 36 años, quien cumplirá 37 en abril, aumentó la distancia en el marcador mediante un cabezazo que resolvió un buen envío aéreo de Gabriel Mercado. Quedará en el recuerdo porque no fue visto en vivo por TV.

Más tarde, el propio Alonso señaló el 4-0 definitivo con un potente zurdazo, asistido por el ingresado Gonzalo Martínez. Así, gracias a la experiencia de sus baluartes en la parte ofensiva, pero también con una intervención acertada de Trapito mientras el cero reinaba, River hizo la diferencia. Ganó y goleó en Venezuela. Tal vez no gustó, porque le costó, aunque fue contundente, clave para ir por otra conquista en la Libertadores y soñar con el regreso a Japón.

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