El anuncio oficial de la venta de Juan Fernando Quintero al Shenzhen de China todavía no se produjo, pero el colombiano ya tiene las valijas listas. Literalmente. Porque este jueves viajará a Miami para disfrutar de unos días de vacaciones antes de sumarse a su nuevo club, con el que firmará un contrato millonario por tres temporadas. Las negociaciones entre los dirigentes de River, los chinos y los representantes del jugador se extendieron más de lo esperado y por ese motivo es que todavía no hubo una comunicación oficial.

 

Más allá de ese detalle y de los últimos ajustes que faltan para concretar la transferencia que le dejará a River más de 9 millones de dólares, lo cierto es que ya no hay vuelta atrás para Quintero: su paso por Núñez ya llegó a su fin. La propuesta económica que recibió desde el Shenzhen fue irrechazable y fue el propio colombiano quien se plantó para que se concretara la operación.

Ya hace diez días que Juanfer dejó de entrenarse con el plantel (desde que se inició la burbuja en Ezeiza) y en la noche de este miércoles reapareció en las redes sociales para dejar un mensaje de despedida. Por la misma vía que el 14 de julio intentó despejar los rumores que indicaban sus ganas de irse de River y manifestó que estaba feliz en el club, esta vez redactó su adiós definitivo.

"Saludo especial a todos! En este tiempo de pandemia es valioso recordar el valor que tiene cada cosa. Bendiciones en sus hogares. Se especula mucho en el mundo del deporte. Las cosas se terminan de ajustar entre las partes que participan, todo a su debido tiempo. Mientras tanto, atenderé algunas diligencias personale!! ESPERO VOLVERNOS A ENCONTRAR", fue el mensaje que escribió Quintero y que publicó en su cuenta de Instagram y también en la de Twitter.

Así, entonces, la novela de la transferencia de Juanfer de River al Shenzhen parece haber llegado a su último capítulo por parte del colombiano, a pesar de que ni River lo despidió oficialmente ni los chinos lo anunciaron como nuevo refuerzo. Fueron 60 partidos en poco más de dos años, cuatro vueltas olímpicas y 11 goles. Uno eterno, que hará que su nombre sea imborrable.