Ignacio Fernández es uno de los mejores jugadores del fútbol argentino, su inteligencia es una de sus principales características y también su exquisita técnica. Si bien la segunda mitad del 2020 no mostró su mejor versión Nacho ya demostró que juega bien en los partidos importantes y luego de recuperarse de una lumbalgia afrontará una serie de partidos trascendentales a comienzos de 2021.
Juan Pablo Sorín, ex gloria riverplatense de mediados de los 90 realiza una serie de entrevistas patrocinado por una marca de cerveza, en una de las últimas tuvo como protagonista a Nacho Fernández y para romper el hielo Juampi le preguntó si veía fútbol a lo que el volante del Más Grande le respondió: “Ahora estoy mirando un poco más de fútbol. Antes no tenía pensado ser entrenador, pero ahora me empezó a picar el bicho y empiezo a mirar y analizar más partidos”, dejando en claro que una vez que finalice su carrera como futbolista probablemente siga vinculado al fútbol.
“En la Liga de 9 de Julio sacaba diferencia cuando era chico, pero no estaba seguro que iba a ser jugador de fútbol. Hubo un gol que me marcó y fue contra Quiroga, con mi familia estábamos de vacaciones y decidimos volver un rato antes para que yo llegué a jugar el partido. Lo ganamos 1 a 0 con gol mío y me dio una gran satisfacción”, sostuvo Nacho respecto a sus comienzos en el fútbol amateur y luego agregó: “El sonido del pueblo eran las risas, juntarse a jugar a la pelota entre amigos y divertirse. Obviamente que todos queríamos ganar, pero siempre con alegría”.
Los comienzos en las Inferiores no fueron sencillos para el Cerebro y él mismo lo recuerda así: “Me fui a probar a Gimnasia porque mi viejo tenía un conocido en la comisión directiva y como no era época de pruebas me metieron con los de AFA y no toqué una, fui un desastre. Pensé que no me iban a llamar pero el técnico me dijo que vaya al día siguiente que ahí iba a jugar con los chicos que estaban a prueba y vas a hacer fútbol con ellos”, pero no todo es color de rosas para un chico en las Divisiones Inferiores y Nacho no fue la excepción: “Cuando llegué a La Plata a vivir con mi abuela y con mi tía me costó porque estaba acostumbrado a Dudignac, un pueblo de 3.500 habitantes. Un día me quería ir y llamé a mi mamá para que me venga a buscar y antes de irnos me dijo que teníamos que agradecerle al entrenador y cuando fui a hacerlo, me dijo que no desaproveche esta oportunidad y me quedé”.
“Como alumno era vago. Me gustaban mucho matemática y química pero tenía otras materias como lengua y literatura que me aburría mucho y me costaban un poco más. Mis hermanos me pinchaban para que me ponga las pilas en el colegio. Me he llevado dos o tres materias pero lo terminé bien”, dijo entre risas el volante creativo de River en relación a sus años escolares.
“Con mi esposa nos conocimos por amigos en común, también nos cruzábamos en recitales de Guasones y también en la popular de Gimnasia, ella iba con su familia y yo con algún amigo. La tuve que remar un año pero hace once años que estamos juntos”, contó Nacho respecto a la relación que tiene con Juli Lombardi.