Bienaventurados los hinchas de River que anoche dieron testimonio de fe en las laderas del cordón montañoso que rodea al “Estadio del Bicentenario Ciudad de Catamarca”.
Una postal única, gloriosa para la historia de River y del fútbol mundial. Y esto excede al resultado. Al partido en sí mismo. Este periodista ha visto estadios repletos, multitudes agolpadas en finales, le ha tocado quedarse afuera de algún clásico. Pero nunca, jamás vio ese espectáculo conmovedor de vestir una montaña, ésa que conduce a la espléndida Cuesta del Portezuelo, con los colores de un club de fútbol. ¡Y si, River lo hizo!
Conmovió a la gente. Está conmoviendo al país entero y ayer sacudió hasta la geografía. En el valle, veinte mil personas alentando adentro. En las paredes de las colinas escarpadas, casi colgados del cielo… otro inmenso número de hinchas nos regalaron esa postal de fidelidad que sólo puede exhibir la gente de River.
El partido quedará como una anécdota más. Queda en un lejísimo plano decir que Almeyda preparó su “muletto” de lujo y que River obtuvo una victoria trabajosa pero justa frente al dignísimo Sportivo Belgrano. Que no sólo lo deja en Octavos de Final de la Copa Argentina, sino que le permitió sacar muchas conclusiones sobre la actualidad de varios titulares de anoche.
Quizás la más esperada, fue la ratificación de la recuperación definitiva de Villalva. Un jugador diferente por freno, gambeta, pisada, cambio de ritmo que ayer nos hizo dormir tranquilos. Si, el Chori tiene suplente. Se calzó la diez y jugó en una posición extraña para él, como si lo hubiera hecho toda la vida. “El que sabe, sabe”, pareció decirnos esa ovación que lo despidió.
Otra prueba a fondo fueron lo 90 minutos de Trezeguet. Lo más importante es que está. Aguantó. Falló curiosamente en la definición pero demostró toda su categoría de resolver en un movimiento lo que otros lo hacen en tres. Y Aguirre que tuvo su revancha, con un golazo tremendo y toda la garra y el corazón que pone en cada pelota que disputa. Y más, mucho más.
La ratificación de que hay dos centrales con pinta de futuros “mariscales”. Que Díaz volvió a ocupar la banda muy bien. Que el “Lobo” Ledesma no debe descartarse, que sólo le falta ritmo porque tiene mucho futbol en los pies y en la cabeza. Y además, Domingo y Vella aportando sacrificio. Y Funes Mori que cada vez se equivoca menos en la decisión final. Sólo, por buscar manchitas, algunas dudas en Chichizolla, casi imperceptibles. Y River va. De la mano de su “Jesús” y su sermón que cada vez encarna mejor en sus jugadores. Va por el ascenso y ahora por la Copa Argentina.
“No alcanzan las tribunas, no alcanzan las entradas, y ahora tampoco alcanzan las montañas…”. Bienaventurados, todos los que llevamos a River en el corazón. Ayer nos redobló el orgullo de saber que es muy grande, mucho más de lo que todos creemos. Catamarca fue una fiesta y testigo de un milagro. “Si River no va a la montaña, la montaña viene a River”. Sólo River… Gracias Dios!!!!



