La Liga Profesional quiere ponerse al día con viejos torneos y finales que se fueron postergando por la pandemia y por los calendarios apretados de los últimos años. Este miércoles, River y Banfield se enfrentaron en Córdoba para comenzar a tachar uno de los tantos asteriscos que tiene el fútbol argentino: el Trofeo de Campeones 2020. Una nueva copa nacional que puede tener una definición superclásica en el corto o mediano plazo.

La idea inicial de la organización era que River y Banfield definieran el la semifinal a mediados de febrero para que el 1° de marzo se disputara la final del Trofeo de Campeones. Sin embargo, sobre la marcha la AFA estipuló que ese día se jugará la Supercopa Argentina 2022, que tendrá como protagonistas a Patronato (campeón de la última Copa Argentina) y Boca (ganador de la LPF). De esta manera, lo que parecía una certeza ahora se transformó en una incertidumbre.

 

Más allá de la cuestión organizativa, lo cierto es que tanto a River como a Boca no les seducía la idea de jugar una definición por un título en el comienzo de año, cuando los equipos todavía están en plena reconstrucción. Y si bien la idea es trasladar la final del Trofeo de Campeones para el mes de mayo, ahora este partido dependerá de cómo quede establecido el fixture de la Libertadores y de la Copa Argentina, donde ambos equipos aún no debutaron. 

 

En cuanto a la sede, Córdoba es la opción que pica en punta. El estadio Mario Kempes tiene grandes chances de albergar el encuentro decisivo, que pondrá otra vez frente a frente a River y Boca en una nueva final después de cinco años. Como en Mendoza por la Supercopa Argentina y en Madrid por la Copa Libertadores en el inolvidable 2018. La segunda opción es el Madre de Ciudades, en Santiago del Estero, aunque los organizadores la ven más lejos.