No son muchos los arqueros que tuvieron el privilegio de dejar una huella imborrable en su paso por River y coronar su ciclo con títulos internacionales y eliminaciones a Boca. Nery Pumpido en su momento, Franco Armani en la actualidad, pero nadie puede olvidar lo que significó Marcelo Barovero en el inicio del ciclo más ganador de la historia del club. Todavía se recuerda ese penal ante Emanuel Gigliotti que se gritó como un gol. Fue, tal vez, el puntapié inicial para encadenar una seguidilla de alegrías en los superclásicos, fundamentalmente en el plano internacional.

El ex arquero millonario brindó una entrevista para el ciclo “La Gloria Eterna” que transmite Conmebol Libertadores a través de sus canales oficiales y recordó su paso por el club de Núñez. Y como era de esperarse, destacó la obtención de la Copa 2015 como el título más trascendente de su carrera:  “La Libertadores es el campeonato de clubes más importante que uno anhela jugar. Haber tenido la suerte de ganarla es algo que no tiene palabras porque son momentos únicos, es una copa diferente a todas las demás. Para mí es el logro más importante que me ha tocado levantar. A todos nos cambia un poco la trayectoria deportiva el hecho de jugarla y ganarla”, reconoció.

 

Por su parte, reveló cuál fue el momento que más disfrutó de aquella obtención en el Monumental: “Después del gol del Melli no recuerdo más, era llorar y emocionarse porque es tan grande y tan lindo lo que nos tocaba vivir. Es imborrable desde el momento que entrás al estadio, ver la gente cómo empujaba. Son noches únicas, que nunca se van a borrar, obviamente por el resultado y el ambiente que se vivía. Es una película perfecta”, resaltó Trapito con un dejo de nostalgia y emoción.

Para finalizar, Barovero explicó por qué decidió quedarse con el pase en su poder y continuar su carrera en el fútbol mexicano: “Un año antes del cierre de mi contrato que me ligaba a River había tomado la decisión de cambiar de aire y salir de la Argentina. Estuve durante muchísimos años compitiendo a todos los niveles, desde el Nacional B hasta el Mundial de Clubes. Pensaba que en algún momento no iba a poder estar a la altura y para el arquero es diferente tener que dejar el puesto. Creía que iba a bajar mi nivel y necesitaba reiniciar en otro lugar, consideré que era lo mejor para mí y para la institución. Por suerte me dejaron jugar hasta el último día de mi contrato y me pude despedir de una manera inolvidable, le dejé el lugar a otro para que siga estando a la altura de esa camiseta”, expresó el dueño de las atajadas más emblemáticas en los inicios del ciclo Gallardo.