Todos los ojos estaban posados en él. Cómo se ibaa excusar de su actitud en Brasil era el gran interrogante que sobrevolaba el ambiente, y Gallardo lo afrontódesde lamirada pensante y reflexiva que lo caracteriza. Cuando se toman decisiones fuertes que van a traer consecuencias lo primero que hay que demostrar es sentido común para bancarse la que venga. Y desde allí abordóel tema.

Por eso se encargó desde el primer momento de la charla de dejar bien en claro que todo lo que ocurrió nació desde un lugar en el que la emoción venció a la razón, sin tomar aquella actitud como desafiante ni provocadora hacia nadie. River se estaba quedando afuera de la Libertadores, y lo que le salió del alma en ese instanteera estar presente con los suyos.

Por supuesto que siempre fue sensatosobrelos efectosque todo aquello le podía generar, y de hecho demostró durante toda la charla con su semblante que ya se siente afuera del banco de suplentes en ambas finales. Y él sabe interiormente que esa sanción será justa, más allá de lo ridículo que le resulta haber sido suspendido anteriormente por salir un minuto y medio tarde en un entretiempo.

Yfinalmente, el mensaje de paz que le brinda al hincha de Rivercada vez que encara un micrófono antes de una cita importante ésta vez también fue para el público en general. Tratar de bajar decibeles en las puertas de los partidos más trascendentesde la historia de ambos clubesno es una misión fácil, y él supo encontrar las palabras justas. Poner sobre la mesael verbo “disfrutar” cuando hay tanta tensión en juego fue una apuesta alta pero efectiva para tratar de quela gentese tome medio segundo para analizarlo de otra manera.

Auténtico, consciente y esperanzador. Un Gallardo metido y a puras luces. El hombre que siempre tiene una carta llena de confianza bajo la mangavolvió una vez más a generar orgullo pleno para todo el mundo riverplatense.