Era la fecha 13 del Torneo Transición 2016 cuando Marcelo Gallardo decidió poner un equipo alternativo y guardar a los titulares para la revancha de los octavos de final de la Libertadores frente a Independiente del Valle, que se jugaría cuatro días más tarde en el Monumental.Batalla; Pablo Carreras, Mammana, Leandro Vega, Luis Olivera; Lucho González, Arzura, Bertolo; Pisculichi; Gonzalo Martínez y Lucas Alario fueron los 11 del Muñeco para recibir a Vélez. Fue un 0-0 chato, sin mucho para destacar, pero que hoy -a cinco años de aquella tarde- se recuerda por un cambio que el DT hizo en el entretiempo: sacó a Carreras y puso a un tal Gonzalo Montiel, en lo que fue el debut profesional de Cachete.
Para entonces no era más que un juvenil de los tantos que surgen de las Inferiores de River. Un lustro más tarde, Montiel se transformó en una de las piezas fundamentales para Gallardo, un lateral derecho que es mucho más que un defensor. Casi un atacante más que ahora hasta se hace cargo de patear los penales (y convertirlos) después de una larga racha en la que fallaron desde Scocco y Nacho Fernández hasta Quintero y Borré.
Sin embargo, para llegar hasta este futbolista que es Montiel en la actualidad, una fija también en las convocatorias de Lionel Scaloni para la Selección Argentina, hay una historia de superación, de esfuerzo, de alguien que supo escuchar, adaptarse y transformarse.
El Montiel de las Inferiores llevaba el 2 en la espalda y también la cinta de capitán de la categoría 97, aunque antes incluso había sido volante central. “Comencé jugando de 5hasta que el Tano Nanía me propuso jugar de central. Le dije que no, que estaba bien de 5 y él me insistió con que de central iba a tener más visión. Terminé jugando como zaguero hasta la Reserva”, contó el propio Montiel hace unos años. Gallardo lo sumó al plantel al plantel y enseguida le vio potencial, pero no para ser marcador central. “Le faltarían unos centímetros de altura para ese puesto”, comentó por lo bajo el DT en una pretemporada en Estados Unidos donde Cachete estaba sumando sus primeras experiencias con los profesionales.
“Con el tiempo Marcelo me fue probando de lateral y fui aprendiendo de Moreira y Mayada para aportar mi granito de arena. Estoy creciendo, me gusta esa posicióny ahora me siento mucho más cómodo de lateral”, reconoció Montiel cuando ya se había afirmado en el puesto. Claro que ganarse un lugar le llevó tiempo. Después aquel debut del 30 de abril de 2016 tuvo que esperar hasta el segundo semestre del 2017 para transformarse en titular. Y cuando lo consiguió, no salió más. Sus estadísticas lo demuestran: lleva 128 partidos jugados con la camiseta de River y en 123 fue titular. Y de esos encuentros, sólo 11 veces fue reemplazado; en los otros 112 completó los 90 minutos.
“Es un alemán, un alemán entrenando y jugando, un pibe simple, de pocas palabras, enseguida te das cuenta de que vive para el fútbol.Ya elLuigi(Villalba, DT de la Reserva) lo había tenido y nos había contado que, terminados los partidos, recibía la visita de sus padres en la pensión, los saludaba y los despachaba rápidoporqueCachetese quedaba pensando en el partido. Es una cabeza rara para los tiempos que corren. Muy competitivo, no quiere perder a nada, juega como entrena, ésa es la ventaja que tiene. O sea: no es un jugador que se tenga que predisponer mentalmente para jugar porque así como entrena, juega. Es como Maidana o Ponzio, con esa mentalidad, pasa que este lo hace con 20 años, yeso no es común”, fue la definición que un integrante del cuerpo técnico (¿el propio Gallardo?) le dio a El Gráficoen 2017.
Por eso, le tuvo paciencia para que se adaptara a una posición que no había ocupado hasta llegar a Primera. Montiel tuvo que sumarle velocidad a su juego y lo que más le costó fue acostumbrarse a ver sólo el carril derecho y no toda la cancha como estaba acostumbrado cuando era zaguero. “No es fácil ser lateral por el ida y vuelta. Pero primer está defender y después atacar”, confesaba Cachete en sus primeros tiempos como titular de River. Hoy deja el surco por la banda derecha, perfora defensas con sus apariciones en ataque y es punzante con otro ítem que tuvo que aprender y mejorar: la precisión para tirar buenos centros o saber cuándo era mejor un pase atrás. Sin dudas lo logró: su currículum muestra también 12 asistencias.
Cuanto tiempo más podrá disfrutarlo River es una incógnita, aunque la respuesta suena más a poco que a mucho. Su nombre sonó reiteradas veces en los últimos mercados de pases. Estuvo cerca del adiós, aunqueno se le dio. Pudo elegir quedar libre dentro de dos meses porque su contrato se vencía, pero su fanatismo por River y su agradecimiento por todo lo que le dio el club desde cuando le abrió las puertas de la pensión lo llevaron a un gesto poco habitual en estos tiempos: firmó la renovación para qeu sea el club el que pueda venderlo y conseguir unos cuántos millones de euros por el pase de este no tan petiso (mide 1,75) que no le dio para ser marcador central, pero sí tuvo constancia y superación para ser un lateral alemán made in Núñez.