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A River le cuesta salir de su 11-S

¡Cómo cuesta la reconstrucción! Ayer, Rogelio Funes Mori, el tan cuestionado goleador juvenil, igualó sobre la hora cuando se avecinaba otro derrumbe. Defensa y Justicia nos prendió la luz amarilla de alerta y la verde para la esperanza, que trajo es

pablo-desimone

¡Cómo cuesta la reconstrucción! Ayer, Rogelio Funes Mori, el tan cuestionado goleador juvenil, igualó sobre la hora cuando se avecinaba otro derrumbe. Defensa y Justicia nos prendió la luz amarilla de alerta y la verde para la esperanza, que trajo ese gol agónico cuando ya había quienes empezaban a contarle las costillas al Pelado. Así está River.

Se pasa del triunfalismo de tres victorias consecutivas al derrotismo de dos empates, sin términos medios. Del discurso instalado por algunos “técnicos” pícaros que buscan amenguar sus miedos protagónicos y venden su “acá se juega por el segundo puesto”, “River roba”, etcétera, al otro que nos muestra la realidad de ayer: no somos de la B, pero estamos en la B y ningún partido se gana con la camiseta. Pero esto es River y cada rival sale a jugar “el partido de su historia”, entonces todo va a ser así, a cara de perro.

Como ayer lo hizo Defensa y Justicia, que planificó mejor las cosas, pensó el partido y explotó con presión y velocidad a un Piriz Alvez inspirado que pareció al mejor Eto’o. Con cinco volantes, partió a River en el medio, lo dejó venir y generó demasiadas situaciones como para merecer mejor suerte. Enfrente hubo un River en construcción, es cierto, pero demasiado errático en los pases, perdido tácticamente. En busca de una identidad, loable, de querer manejar la pelota, pero que falló con los pies y con la cabeza de muchos de sus interlocutores. Desde los pies de su arquero hasta Cavenaghi nunca pudo ser llevado a la práctica. ¿ Por qué? Porque Vella no es Abecasis, Alayes expone grandísimas limitaciones con la pelota, Díaz se esconde, Domingo no fue eje de la salida, y el Chori que entrenó diferenciado toda la semana no pesó y estuvo muy errático.

Además, los Pelados fueron una sombra de lo que habían demostrado, y allí Defensa halló la “zona cero” de River, el lugar por donde hacerle daño. Esas dos ráfagas de buen juego que aparecieron en los dos goles, no alcanzaron para aumentar su activo. El segundo gol, provino del único centro que Vella pudo levantar al área en las tres veces que llegó al fondo. Entonces, el saldo deja un pasivo importante a revisar: primero, que esto no es un trámite; segundo, que es un torneo larguísimo que requiere tener variantes; y tercero, que se defiende mal por varias razones.

Hay que mejorar a la hora de defender, pero para eso es imprescindible no solo denostar a Alayes, sino recuperar la dinámica de un equipo para avanzar y para retroceder sin el balón. Y en ese sentido, River nunca, jamás, pudo ser ancho ni veloz ni manejar los hilos del partido.

Cuarto, porque cada sábado el equipo será más conocido, más visto. Buscarán apuntar a sus puntos débiles y no siempre va a llegar un gol salvador. La gran alegría que nos dejó el debut en el Bajo Flores fue el reencuentro de Funes Moris con la red. ¿Qué le costó una amarilla por esa manera de festejarlo? Sí, pero después de tantas vicisitudes, su desahogo resultad incuestionable.

Cuesta, como cuesta la reconstrucción. Mucho más cuando se intentar no apartarse de un estilo. Ayer, la moneda cayó para un lado de la realidad: se jugó mal y no hay excusas. Si hace falta un pivot con experiencia, se imponía cambiar figuritas. Por ejemplo, Ledesma por Nico Domingo. ¿Cuándo va a entrar el “Lobo”, cuando haya luna llena? Si el Chori estaba en tres cilindros, ¿valió la pena arriesgarlo?

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A nivel individual, sólo se puede rescatar el despliegue de Ocampos, la calidad de Cavenaghi -que realizó una gran definición de cara interna, casi sin ángulo- y la actuación sólida de Chichizola, que impidió la derrota. Pero esa torre del fútbol que se derrumbó, sigue buscando su norte. Ayer pareció rememorar su caída de la peor manera. Igual, ¡de los errores se aprende! El Pelado tomó nota de todo. Hasta de los impacientes que en seguida salieron a pedir al otro Pelado, que esta semana depositó toda su confianza en el León, y también de aquellos agoreros que en vez de analizar partidos, hacen campaña preguntando a los 20 minutos del primer tiempo: “¿No era que River compró bien?”.

Diez años pasaron de aquel fatídico 11 de septiembre. Diez años o más que River dejó de ser River. ¡Vamos Matías, que el futuro es lento pero llega! Inexorablemente llega. A veces olvidamos que recién vamos por lo cimientos. Ahora, a copar Avellaneda frente a Deportivo Merlo, para darle oxígeno y apoyo a esa búsqueda de identidad. Noche sin lunas ni estrellas en la cancha de San Lorenzo, más para reflexionar que para disfrutar, pero ya pasó. Y el León ya debe andar con la calavera en la mano, “ser o no ser”, otra vez es la cuestión.

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