Diego Galván tenía 22 años cuando llegó a River. Pasaron ya 20 años de aquel momento que aún le resulta “increíble”. Tuvo dos etapas en el club y compartió plantel con Marcelo Gallardo, a quien “admiro desde que fuimos compañeros”. El fútbol, su fútbol, le permitió alcanzar momentos gloriosos: jugar en el Millonario y cumplir su sueño de “hincha”, ganar una Copa Libertadores y hasta jugar en el exterior. Fue un recordado mediocampista aguerrido, un soldado, pero lo bueno, acaso lo mejor, vendría después: convertirse en ídolo de un club, Sol de Mayo, y de una ciudad, Viedma, en la que nunca se imaginó, pero donde vive y trabaja hace ya 10 años.
Hasta el retiro como futbolista que “no quería”, pero su cuerpo “ya no daba más”, Galván jugó 483 partidos, de los cuales 29 fueron en River (con tres goles: a Racing, Colo Colo y Vélez), acaso los más especiales porque “es el club del que fui y soy hincha”. Al ex futbolista se lo recuerda por sus batallas en el mediocampo de las canchas que pisó, pero en su última etapa como jugador lo hizo como delantero y llegó a la destacada cifra de 109 tantos en su carrera.

Diego Galván jugó 29 partidos a lo largos de sus dos ciclos en River Plate (FOTO: Getty Images).
En abril de 2023, Diego Galván tenía 41 años y sentía que aún podía seguir jugando al fútbol, ese que lo llevó a El Más Grande y a ganar con Estudiantes de La Plata nada menos que la Copa Libertadores, pero el cuerpo dejó de responderle y, obligado, debió asumir el paso del tiempo, pero no su amor por el deporte. Tres días después debutó como ayudante de campo en Sol de Mayo, el club de la ciudad de Viedma donde es ídolo tras el histórico ascenso al Federal A que consiguió como jugador en 2017, y hoy dirige dos de las divisiones formativas del club patagónico.

El ex futbolista de River Diego Galván hoy vive en Viedma y dirige en divisiones formativas del club Sol de Mayo.
¿Cómo y dónde estás hoy?
– Y mirá, yo hace 10 años que me instalé en Viedma. Me retiré acá, donde igual sigo disfrutando del fútbol, pero ahora como técnico. Me recibí en 2023 y el año pasado dirigí el Federal A. Ahora bajé a la Liga de acá, de de Río Negro, pero disfrutando, seguimos disfrutando del fútbol, obviamente.
Como jugador lograste el histórico ascenso al Federal A con Sol de Mayo y te volviste ídolo en el tal vez suene como el lugar menos pensado. ¿Es así?
– Bueno, sí, es un poco extraño estar 10 años en un lugar que no es el mío. Yo soy de Buenos Aires, hace 10 años que estoy acá, disfruté del fútbol hasta donde pude. Yo no quería retirarme, me retiró el cuerpo porque no daba más y después, obviamente, fueron años lindos, feos también, pero tuvimos el Ascenso, ganamos muchos torneos locales y es muy lindo que la gente te reconozca. También se que se acuerda de mí los de River, los de Estudiantes, los de Olimpi, pero bueno, en una ciudad que no es mía, no sé si ídolo, pero sí soy conocido y es extraño.

Diego Galván se convirtió en ídolo del club Sol de Mayo de Viedma, con el que ascendió al Federal A en 2017 (FOTO: @diegogalvanok).
Cuando decís que el cuerpo no te dio más, ¿qué fue concretamente lo que te pasó?
– Y mirá, yo me retiré a los 40 acá, hoy tengo 42, hace dos años que me retiré y bueno… el cuerpo se cansa, de infiltraciones, de operaciones, de dolores que no se curan. Yo venía laburando bien en la pretemporada, pero me retiré por un espolón que me salió de de tantas infiltraciones que tenía en el tobillo de derecho. Aguanté dos meses así y dije, “bueno, hasta acá llegué”, porque la verdad es que era un sufrimiento constante y cotidiano porque me levantaba y después de los partidos estaba un día sin caminar, estuve dos o tres meses así y dije, “no, chau”, no quiero más infiltraciones, no quiero más nada y bueno, por suerte, el presidente de Sol de Mayo, que más que presidente es un amigo, me dio la posibilidad enseguida de seguir metido en el fútbol, de ser ayudante del técnico y a las tres fechas de haberme retirado ya era ayudante en el Federal.
¿Y cómo es ese momento en el que, contra tu voluntad, te das cuenta de que no podés seguir y de que se terminó?
– Y… no estuve preparado en realidad para eso, para ese momento, porque estaba bien de la cabeza y la verdad que fue duro, peo lo bueno es que enseguida me tomaron como ayudante de técnico y seguí ligado al fútbol, obviamente que fue muy difícil la decisión porque tuve un mes sin entrenar casi y seguía sin caminar, entonces dije, “bueno, hasta acá llegué”, no estaba preparado pero pasó y hoy, después de un año y medio, sigo jugando con los veteranos. El fútbol sigue estando siempre.
¿Y es así? ¿El futbolista nunca deja de sentirse como tal?
– Sí, sí, todos los días me pasa, yo soy futbolista y lo seré siempre. En este caso entrenando con gente grande, de experiencia, pero también con chicos. Más que nada con los chicos tratando de enseñar lo que viví en el fútbol, que fueron muchos años y trato de enseñarle las cosas buenas como la constancia en el entrenamiento, en el cuidado personal y esas cosas siguen estando. Hoy por hoy soy técnico y hay veces que me pongo a charlar con los chicos por ahí con los déficits que veo, los chicos tienen condiciones para mejorar ellos y que puedan tener una carrera linda, porque es una carrera corta, pero linda.
Te tocó pasar de un largo tiempo en el Ascenso y pasaste de Olimpo a River. ¿Cómo es ese momento de saltar de un club grande del interior al más grande del continente como River?
– Y… nunca nunca caí, el primer semestre que estuve no caí. Imaginate: un chico que tiene… nosotros somos 10 hermanos, más mis viejos, la mitad de Boca y la mitad de River. Y bueno, caer en el club del que sos hincha y tener en el vestuario a Gallardo, Ortega, el Tecla Farías, un montón de jugadores más que lo veías vos cuando eras chico… La verdad que fue un orgullo compartir con ellos, aprendí mucho, obviamente que me hubiese gustado ganar algo, que no gané en River, pero bueno, como hincha lo disfruté mucho.

Diego Galván. El ex futbolista de River se convirtió en ídolo en Viedma y allí se quedó a vivir (FOTO: Getty Images).
Como jugador-hincha, ¿qué recordás de Marcelo Gallardo?
– Era una locura. Vos te das cuenta de jugador cuando un compañero tuyo va a ser técnico o no… Entonces, Gallardo era un ya técnico dentro de la cancha y la verdad es que como capitán lo respeto mucho hasta el día de hoy porque nos enseñó mucho, entrenaba más que los chicos y bueno, la verdad es que fue un placer y un orgullo jugar al lado de él.
¿Qué cosas puntuales te indicaban lo que Gallardo iba a ser?
-Y… de chico por ahí no te dabas cuenta las cosas, pero por ahí cuando ya vas creciendo y vas aprendiendo muchas cosas, ya entendías qué te decía con la mirada, con las charlas que teníamos en las concentraciones y bueno, en los partidos también te indicaba mucho y en las charlas mano a mano en los entrenamientos, las indicaciones que te daba, y ahí te dabas cuenta de la clase de persona que era y lo que sería como entrenador, porque hoy se ve eso incluso, el respeto que le tienen los jugadores es increíble.

Marcelo Gallardo, entrenador de River.
¿Qué recuerdo te dejó tu paso por River?
– Me dejó muchas cosas buenas. Primero, como dije, ¿no? Jugar en el club del cual soy hincha, eso es lo principal. Después, en lo económico no gané lo que tendría que haber ganado, pero después aprendí lo que es tener un buen desayuno, un buen gimnasio y muchas cosas que te llevan a rendir futbolísticamente. Te das cuenta por esas cosas que es un club grande.
¿Hoy a qué categoría de Sol de Mayo dirigís?
– A la primera local, son chicos de 16 a 20 años. Porque viene Federal A y después viene la Primera Local y Reserva Local. Yo tengo Primera y Reserva Local.
¿Y por qué más arriba no?
– Porque se me complicaba por los viajes, son dos por mes que te toca jugar de visitante y tenés que irte dos días, a veces tres, depende del lugar y se me complicaba por la vida familiar, la vida cotidiana. Porque en lo económico me hubiese convenido más irme al Federal, pero hoy por hoy elijo la tranquilidad y estar acá en momentos que por ahí necesitan que esté yo cerca.
¿Y cómo es vivir en Viedma?
– Nunca me lo hubiese imaginado. Yo soy muy familiero, mis padres y mis hermanos son todos de Moreno, y elegir Viedma me pareció raro en el primer momento, pero después, a medida que vas conociendo, es una ciudad tranquila, la gente es muy amable, tenés comodidad en todos lados, tenés el río, tenés el mar cerca más allá de que el mar no me gusta después de tantas pretemporadas en la arena, pero disfruto la tranquilidad que hay acá y la gente está tres cambios menos de lo que es Buenos Aires, que yo he ido hace poco y la gente está muy acelerada, viven al palo y acá todo lo contrario.

Diego Galván, en la última pretemporada que hizo como jugador profesional del club Sol de Mayo de Viedma, Río Negro (FOTO: @diegogalvanok).
¿Qué percepción tenés de cómo te recuerda el fútbol?
-Y… como yo le digo a mis jugadores siempre. Yo no fui un gran jugador como pudo haber sido Ortega, Gallardo o Verón, con los que jugué, pero fui un jugador de media talla que siempre dio el máximo. Sabía mis condiciones, sabía lo que tenía que hacer en todos los equipos donde estuve y bueno, creo que eso me llevó a jugar tantos años en Primera, saber lo que yo tenía que hacer dentro de una cancha y obviamente explotar el fuerte mío que era la velocidad y el gol.
¿Cómo es irse de River?
– Y… no me quería ir yo, la verdad es que no me quería ir. Vino justo la venta de Estudiantes. El último día de pretemporada tuve una charla con Passarella antes de viajar y él quería que me quede. Obviamente yo era chico todavía, por ahí hice mucho caso al representante y me fui a Estudiantes porque me compró, pero no me quería ir de River pero bueno, a veces pasan estas cosas, ¿no? Más con chicos con el tema de los representantes y tanto que me comieron la cabeza dije, “bueno, voy a Estudiantes”.

Diego Galván, abrazado por Ariel Ortega, Andrés Ríos y Federico Lussenhoff tras convertir un gol para River en 2007 (FOTO: Getty Images).
¿Qué pensás de Passarella?
– Y… una cosa es el Passarella técnico y otra cosa es el Passarella dirigente. Yo lo tuve como DT, no como dirigente y por eso de él en ese rol no puedo hablar porque no estuve ahí ni sé cómo trabajaba, pero el técnico la verdad es que fue una persona admirable por cómo te hablaba, cómo te trataba, cómo apreciaba lo que hacías vos en cada entrenamiento. Entonces para mí fue también uno de los cuatro o cinco mejores técnicos que tuve en mi carrera.
¿Cuál es tu objetivos como técnico?
– Obviamente, uno al ser futbolista, estudiar para ser técnico con lo lindo y lo feo de eso, porque por ejemplo yo el año pasado viví una experiencia linda pero también al final me quedé sin jugadores en la última fecha del Federal A, y ahora tengo la posibilidad de seguir entrenando chicos, enseñando, apostando para que el día de mañana jueguen un Federal A y no una liga como es acá la de Río Negro, entonces, tratar de seguir creciendo como técnico este año, y el día de mañana si Dios quiere, estar un poco más arriba. Este año también tuve la posibilidad de ir a Estudiantes a dirigirlas las inferiores y le tuve que decir que no dos veces porque no estaba en condiciones de ir. Pero lo bueno es que la gente, más allá que no te conoce como técnico, te conoce como jugador y por eso te llaman. Mismo de River, me han llamado para el Senior de allá, pero al estar lejos se complica, pero es lindo que la gente se acuerde en este caso de mí por cómo fui como jugador.
Por el momento elegís quedarte en Viedma…
– Sí, sí, seguro, por lo familiar. Acá están mi señora y mi hija. Pero mis papás y mis hermanos vienen y les gusta venir para acá y esas son mis prioridades hoy. Ellos están contentos porque estoy feliz acá en Viedma y además estoy trabajando acá también.
¿Cómo te definirías en cuanto a lo que fuiste como futbolista?
– Un jugador constante que siempre quiso aprender y siempre luchó por lo que quería, que el primer día que mi papá me dijo, “vos querés estudiar o querés jugar al fútbol”, yo le dije, “quiero jugar al fútbol”, y de ahí ya mi cabeza fue solo para el fútbol.
¿Y a River cómo lo definirías?
– Increíble. Estar en River es increíble.