Quienes concurrimos y habitamos el Estadio Monumental desde hace mucho tiempo conocemos absolutamente todos los estados anímicos de un público masivo y exigente como pocos. Y eso nos permite entender y saber que significan algunas expresiones populares que bajan desde las tribunas al campo de juego. Cuando se canta “Este es el famoso River” es sinónimo de plena satisfacción en la gente. Significa que están verdaderamente felices por como juega el equipo. Se sienten identificados con lo que ven. Observan una superioridad y un nivel futbolístico acorde a la expectativa de ese paladar negro que nunca destiñe. Todo eso resume ese grito y es lo que sucedió anoche ante Barracas. River volvió a ganar, golear y gustar y eso para el hincha no tiene precio. Siempre expresamos que con esta camiseta no existe “el ganar como sea”. Acá lo que importa son las formas y las maneras. Es un mandamiento. Una ideología. O como quieran ustedes llamarlo. Hay que estar de este lado para entender porque no somos fundamentalistas de los resultados y optamos por levantar la bandera del buen juego. Por supuesto que queremos ganar siempre, pero también nos gusta ver ciertos argumentos que en otros estadios y con otros equipos no suelen verse. Es la diferencia que existe entre este Club gigante y el resto. De niños cuando elegimos estos colores no enseñaron que River tiene una identidad futbolistica y hay que respetarla. Un estilo y una escuela que no se traiciona. Afortunadamente hoy podemos decir que en el ultimo tiempo este equipo creció y está consiguiendo ser fiel a todo eso.

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River cambió para bien, pero no estaba todo mal como nos hacían creer
Algo cambió. Este grupo de jugadores era cuestionado y muchas veces reprobado con silbidos hasta no hace mucho tiempo atrás. También desde el periodismo. Por ejemplo desde estas columnas siempre mantuvimos el espíritu crítico en los malos momentos porque no nos gustaba lo que sucedía y porque en definitiva veíamos lo mismo que la gente. Entendíamos y compartíamos ese enojo popular que también iba de la mano con declaraciones de los propios protagonistas. Muchos de ellos expresaron tras algún mal partido que estaban en deuda con el hincha y que el equipo no lograba representarlos. El acumulado del 2024 era bravo y eso empezaba a pesar en el ánimo del público durante el inicio de esta temporada. Sin embargo la diferencia en un concepto de critica también tiene que ver con las sentencias que equivocadamente suelen hacerse proyectando a futuro. En este espacio expresamos muchas veces, y los textos escritos aparecen como documentos inalterables, que no éramos partidarios de dinamitar todo en apenas un mes y medio. Fuimos claros cuando se dijo que sin dejar de lado la exigencia natural que tiene este Club, había que tener un poco de paciencia porque River estaba en construcción y eso siempre lleva un periodo de tiempo. Lo pedía Marcelo Gallardo en cada conferencia de prensa post partido y si bien para muchos en algún momento pudo interpretarse como excusas, para mi el mensaje era sincero. Habían llegado una cantidad importante de jugadores. Muchos desde el exterior. Y eso iba a generar que la adaptación física y deportiva al ritmo del fútbol argentino no sea tarea sencilla.

Acuña, uno de los goleadores ante Barracas. Foto: LPM / Diego Haliasz.
Era cuestión de tiempo. Más allá de esa final perdida (que tambien consideramos pequeña) con Talleres, veiamos que todavía estaba en carrera y con las expectativas intactas en los objetivos grandes de este primer semestre: ganarle a Boca, salir campeón del fútbol argentino y clasificar a los octavos de final de la Libertadores. Hacia eso se apuntaba, se trabajaba y hoy podemos decir que el objetivo de ganarle a Boca se cumplió, que la zona de grupos de la Copa parece estar resuelta y que llega en su mejor momento del año a la definición del torneo local.
River hizo el famoso click
¿Cuando fue el click? Es la pregunta de moda que todos se hacen ahora en River. Se pueden encontrar muchos posibles puntos de partida y todos son válidos. Principalmente lo enfocaria a modo calendario en el mes de Abril. Tanto febrero como marzo habían sido flojos y en eso coincidimos. Empezó abril y con él las cosas fueron distintas. Se inició la Libertadores el 2 de abril en Perú y contrariamente a lo que se dice sobre las complicaciones de la doble competencia, el equipo arrancó su levantada. Aquella noche en Lima pudo ser el primer síntoma de la aparición del equipo y una idea de juego. Esos 45 minutos iniciales fueron muy buenos y le sirvieron a River para traerse la victoria ante Universitario, aún jugando un segundo tiempo flojo. Quizas ese pudo haber sido el origen del famoso click.
Aunque a nivel goles el antes y después fue el partido en La Plata ante Gimnasia. River atravesaba una de sus peores estadísticas goleadoras de su historia. No convertía en los primeros tiempos. Tenía muy pocos goles en 17 partidos disputados. No habia anotaciones de defensores, ni de volantes y los delanteros también estaban erráticos. Esa jornada se le abrió el arco. Fue 3 a 0. Rompió su racha Seba Driussi, hizo un golazo Franco Mastantuono y apareció un volante como Rodrigo Aliendro para sellar el resultado. Si la busqueda del click la orientamos hacia un perfil anímico quizás pueda ser una referencia la etapa complementaria en Quito cuando el equipo mostró reacción en la altura para dar vuelta un resultado adverso y cambiar el final de una noche que parecía oscura. Estaba 0-2. Terminó 2 a 2. Y la sensación era que si duraba un rato más lo ganaba.

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Esa actuación fue un despertar para un equipo que venía en deuda en materia de carácter y espíritu. Si seguimos analizando y pensando el origen de este “nuevo River” y no nos convencen estos antecedentes que vamos marcando, entonces llegaremos a un partido donde no habrá ninguna duda y aquí si vamos a coincidir todos. El Superclásico frente a Boca resultó fundamental para la consolidación de un equipo que venía mejorando pero que esa tarde tuvo su actuación premium del 2025. Ese triunfo reconcilió definitivamente a la gente con sus jugadores. Dejaron de escucharse los silbidos en la voz del estadio o posterior a los partidos para aparecer los aplausos genuinos de la gente. Esa tarde se consagró Mastantuono, se comprobó que Enzo Perez estaba vigente, que Kevin Castaño era una incorporación útil, que Marcos Acuña empezaba a parecerse al de la Selección, que Franco Armani siempre es decisivo, que Seba Driussi estaba encendido y que Marcelo Gallardo seguía siendo ese DT que tiene una estatua y al que muchos de nosotros consideramos el más importante de la historia. Si ese fue el Click definitivo, bienvenido sea. No hay alegría más grande que ganarle a Boca y el envión fue tan notable que con Vélez hubo un festival de fútbol y goles, con Barcelona en Ecuador apareció el ADN copero y anoche frente a Barracas el River que se impone con la autoridad y superioridad que corresponde.
Cambió todo. Se entró en una dinámica positiva y ganadora. Se transformó la energía y el clima que rodeaba al equipo. Paso de convertir 14 goles en 17 encuentros a anotar 16 en apenas 6. De empatar muchos partidos a elaborar un recorrido de 4 victorias consecutivas. De tener que ir haciendo cambios permanentemente a poder encontrar un 11 que empieza a salir de memoria. De preocuparse por un recambio que no rendía a tener jugadores en un muy bien momento individual. Cambió todo. Porqué así es el fútbol. Porque es un deporte ilógico donde las rachas existen. Porque suele haber un efecto contagio para bien o para mal. Hoy River se contagió del optimismo que generan los buenos resultados respaldados por un buen funcionamiento colectivo. River camina por la Copa y el torneo a paso firme y mostrando argumentos solidos. No avanza de casualidad ni por penales ni tampoco sufriendo los partidos. En esta primera instancia de Playoffs que acaba de finalizar observamos que a todos los vencedores les costó muchísimo ganar sus partidos. En todos vimos trámites parejos. Salvo en River – Barracas donde con autoridad y superioridad el equipo confirmó atravesar un gran presente que provoca esperanzas para el fúturo inmediato, fundamentalmente por un motivo principal: se convirtió en un River que le gusta a su gente.