Segundos afuera, se viene un nuevo gran round. Llegó la hora de retomar en este 2025 la pelea por la madre gloriosa llamada Copa Libertadores que tanto nos desvela y, si bien la ilusión que se sostiene en el ambiente riverplatense todavía está lejos de los más altos niveles, el solo hecho de saber que nos separan tan solo siete partidos de la quinta conquista de América nos va a generar permanentemente ese cosquilleo tan indescriptible como inevitable.

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¿Pero cómo llegamos realmente a esta serie contra Libertad? ¿Cuáles son los puntos buenos de la preparación y de nuestro presente para plantar la bandera del optimismo y la esperanza? ¿Cuáles son los puntos malos de nuestra realidad futbolística en los cuales hay que hacer mucho foco para no pasar más sobresaltos de los esperados?
Empecemos de atrás para adelante. El presente de Franco Armani es uno de los factores que trae vientos de tranquilidad en nuestro ecosistema, y lo mismo se puede decir de Marcos Acuña. El resto de la defensa todavía no termina de consolidarse, entre rendimientos todavía con altibajos como el de Montiel, y una zaga central cuyo rendimiento individual más alto se vio gracias a Lautaro Rivero el sábado pasado en Avellaneda, pero sabiendo que no va a estar presente en esta serie.

El mediocampo en general sigue siendo la línea con más señales de alerta roja. Sabemos que Enzo, más allá que tenga un buen o mal partido, dejará todo en la cancha pero no está para los 90 a una intensidad máxima. Que todavía Castaño tiene que encontrar su comodidad plena y creérsela un poco más en el buen sentido porque tiene con qué, y Galarza encontrar los caminos de la adaptación a la estructura. Galoppo ha mostrado ser una carta de recambio confiable para tener en cuenta porque además olfatea bien el gol, y esperamos que Lencina pueda volver a lucirse como en la noche de Córdoba hace algunas semanas. Y por último, ¿será una serie donde Juanfer Quintero se haga cargo de toda la situación mientras le toque jugar como a Gallardo le gusta de él? Es lo que todos deseamos sabiendo que tenemos a un distinto.
Y así como ocurre con Armani y Acuña, River también depende que la tercera pata futbolística destacada de la actualidad llamada Colidio aporte a la causa con desequilibrio, y que Borja de una vez por todas se reencuentre con el arma llamada gol que le dio de comer en gran parte de su carrera.
Los obstáculos que hay que saber sobrepasar en esta semana decisiva
Indudablemente las lesiones inoportunas y otros futbolistas tocados han sido las grandes piedras en este camino de inicio de semestre. Habrá una zaga central sin entendimiento juntos juegue quien juegue debido a las lesiones, sumado a que Paulo Díaz quizás mañana no llegue al 100 y eso ya es un dolor de cabeza más. Lo mismo pasa con Driussi en la delantera, quien con mucho viento a favor sumará algunos pocos minutos en tierras paraguayas, mientras Maxi Salas apunta a estar sí o sí en la revancha del Monumental pero tampoco hoy hay certezas plenas que eso pueda ocurrir.
Es por esto que hay demasiados interrogantes volando por los aires sobre qué versión de River nos vamos a encontrar en estos 180 minutos absolutamente decisivos para el resto del año, donde además ya de por sí existe una presión sumamente extra por no terminar la serie empatados en goles sabiendo que el karma de las definiciones por penales nos persigue desde hace años. Lo bueno es que hubo partidos donde se vio un equipo mucho más lúcido con la pelota y dinámico en los movimientos que el de gran parte del semestre pasado, pero lo malo es que el antecedente reciente fue bastante malo ante Independiente, y esa última sensación en cancha preocupa y ocupa.
Las premisas están claras. No pegarnos tiros innecesarios en los pies, tratar de hacer sentir la diferencia de jerarquía entre ambos planteles, y poder salir airosos de esta serie para meternos entre los 8 mejores de América una vez más. Y ahí sí después contar con el gran plus un nuevo mes completo por delante para poder afrontar en cuartos a seguramente un enorme candidato contra Palmeiras, que tiene todas las de ganar en su serie de octavos ante el débil Universitario. Pero calma y sin saltear etapas. El ring está listo y las excusas no se televisan. A pisar con piernas anchas en Paraguay y a definirlo con autoridad en casa. Vamos.





