Hay que reconocerle a Miguel Borja su asombrosa capacidad para haber hecho todos los méritos de la noche a la mañana para irse de River por la puerta de atrás en todos los sentidos posibles, una aventura que resulta tan dificultosa como retirarse por la puerta grande. Y lejos de ser una virtud para el colombiano se le suma al listado enorme de defectos que ha tenido a lo largo de todo el 2025.
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En momentos de pleno hartazgo del hincha con varios futbolistas de un plantel que dibujó la peor temporada de River deportiva post descenso, lo último que necesitaba la gente era una ofensa verbal innecesaria que remueva la profundidad de ciertas heridas, pero Miguel no pudo con su genio y quiso tener más protagonismo del que realmente merece.
Una vez consumada y definida su novelita del futuro, donde ya se confirmó que continuará su carrera en el Cruz Azul de México, se puede reflexionar mejor y con más argumentos sobre su insólito accionar. Es que realmente no se recuerda un caso en la historia de un futbolista con contrato vigente en River que a micrófono abierto coquetee con el clásico rival sin ningún tipo de culpa ni vergüenza, y en el contexto de lo que fue quizás el peor año deportivo de su carrera.
Borja se puso el traje de provocador con fuertes tintes de desagradecido en complicidad con su hermano, y escondió entre sonrisas un acting totalmente desprolijo en la TV. Es cierto que su personalidad es bastante particular como suele ocurrir con buena parte de los jugadores colombianos, pero es imposible justificar su accionar desde ese lado y aunque lo haya hecho desde la más profunda inocencia, cosa que dudo mucho. Lo que le hizo a River, sea por el motivo que sea, es totalmente indefendible.
Pero también hay que hablar de la explosión mediática que se armó alrededor suyo desde el momento que puso a Boca en el medio. Estoy convencido que usó el nombre de ellos pura y exclusivamente para inflar su precio mientras negociaba por otros frentes, mientras sus hinchas muy pero muy carentes de ídolos en la historia moderna se ilusionaron en vano creyendo además que nos iba a afectar demasiado la psíquis que se cambie de vereda más allá del lógico morbo futbolero. Demasiados problemas tenemos que resolver hoy dentro de la cancha como para ocuparnos del futuro de Borja.
Nobleza obliga, si bien nunca creí que se iba a poner la camiseta de ellos, tenía la percepción que en caso de que eso pase había buenas chances que le vaya muy bien. Porque adentro del área es bastante mejor que los tres nueves bastante lmitados desde lo físico o lo técnico que hoy tienen y porque el estilo se asemeja más a la manera de jugar que pueden llegar a tener. Eso sí, fuera del área o fuera de la cancha podía haberse convertido en una divertida bomba de tiempo, en un club bastante acostumbrado a ser tapa de diarios por cuestiones extra futbolísticas.
A pasar la página y no darle más entidad a quien no la merece. En el fondo creo que ellos quedaron más calientes que nosotros porque estaban cada día más ilusionados con verlo salir por el vestuario local de la Bombonera, y que no solo se iba a cruzar de vereda sino que además iba a tener las agallas de besarse el escudo en nuestras narices. Nunca te hubieran dado los huevos para hacer eso ni aunque quisieras, Miguel.
