Afortunadamente no ocurre tan seguido como podría suceder teniendo en cuenta la cantidad enorme de talentos que emergen en el fútbol argentino. Pero cuando se vuelve a dar un caso como el de Luca Scarlato en las últimas horas se provoca una conmoción y una reacción muy notoria por parte de los hinchas que también invita a la reflexión.
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River volvió a sufrir una práctica que hoy se denomina Responsabilidad Parental pero que siempre fue reconocida como Patria Potestad, donde la familia directa del juvenil en cuestión ejerce desde lo legal la decisión de sacarlo del club para buscar nuevos horizontes en otras tierras y desestimar cualquier ofrecimiento de primer contrato, debido a que por la edad del chico tienen el derecho de imponerse en las decisiones.
Y allí es donde inevitablemente las posibilidades de reacción terminan siendo nulas y cada club se queda indefenso y atado de pies y manos porque no hay una solución por el momento ni siquiera para ofrecer algún tipo de resistencia u obtener un cierto rédito económico a futuro. Y eso es lo que justamente debe empezar a cambiar de una vez por todas, pero debe ser una lucha que no puede ser encabezada por un club puntual como puede ser River en este caso, quien de todas maneras intentará marcar un precedente a partir de lo ocurrido con Scarlato y comenzará a buscar herramientas para que no se vuelvan a dar casos similares a futuro en el Más Grande.
Se necesita un mayor vínculo entre clubes y la intervención primaria de la AFA
Sin embargo un posible camino hacia una solución en el tiempo debe partir primeramente desde la unión de los clubes, donde por ejemplo se empiece a exigir una reglamentación sobre este tema a nivel nacional que pueda proteger un poco más a todo lo que se hace por la formación de los chicos y que a la vez permita castigar a aquellos que quieren sacar su rédito económico a futuro a costas de los sueños de los futbolistas jovenes y de sus familias.
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Y la pirámide de cualquier comienzo de remedio o salida ante estas problemáticas debe nacer desde una AFA sustancialmente más seria que no solo pueda establecer reglas para que de mínima cada caso a futuro no deje de mínima algo de dinero para los clubes, sino además para caerle fuerte a los personajes ventajeros que además ya tienen antecedentes en estos casos a la hora de trabajar en la representación de los futbolistas.
Por supuesto que habrá excepciones a la regla como en todos los ámbitos de la vida y que cada caso y cada historia puede ser diferente y que no siempre pasará que el club en cuestión sea una víctima sino que haya tenido malos tratos o malos accionares que derivaron en la decisión final de la familia, pero cuando esto no suceda debiera existir un salvavidas al cual poder acudir para que no quede en vano toda la inversión y el esfuerzo que hacen las instituciones para formar juveniles.
Ojalá esta reacción que saldrá desde River a la larga sea el primer ladrillo hacia una solución, o por lo menos que despierte a un inicio de resistencia conjunta de un fútbol argentino que por decantación no dejará nunca de tener estas problemáticas porque nuestro país es una cantera inagotable de talentos futbolísticos, por lo que el riesgo siempre estará latente. Es momento de plantar batalla entre todos contra los ventajistas.
