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Análisis: River canceló pagarés propios luego de golear a Gimnasia

El equipo de Gallardo parece haber encontrado un sendero de crecimiento, como citamos desde hace un par de columnas. El Más Grande mejora gracias a su as de espadas, Franco Mastantuono, pero también por trabajo colectivo, con el DT corrigiendo problemas creados en casa. El desafío será mantenerlo en la recta final del semestre. Napoleón moldeó una estructura reciente que da mayores garantías en la presión y distancia entre líneas y brinda los primeros pasos hacia un mayor volumen de juego. Aún queda mucho por mejorar, titularidades difíciles de argumentar y decisiones posicionales que limitan. La cantidad de lesionados ya no puede tomarse como “racha”.

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ANÁLISIS | Cancelando pagarés propios
ANÁLISIS | Cancelando pagarés propios

La figura de levantar pagarés es un sello distintivo que une a Marcelo Gallardo con El Más Grande. La metáfora la acunó mi ex profesor y siempre amigo Diego Borinsky, biógrafo oficial del DT. Algunas de esas cruzadas fueron, son y serán indelebles porque pertenecían al rubro herencias y estaban atravesadas por la densa y volcánica espada del tiempo, a temperatura infierno, como si un prestamista mafioso, de esos que cortan el aire usando media sonrisa, se hubiera encaprichado con hacerle la vida imposible a River en ciertos escenarios. 

Ante ese cuadro de situación, Napoleón emergió con una colección de “levantadeudas” de las heavy, entre ellas descifrar el código internacional a puro trofeo. Y lo hizo con el plus de cargarse reiteradamente al enemigo más buscado (alias Boca) y, en una suerte de combo premium, recrear una identidad de juego que parecía dormida. Incluso logró llevarla más allá del césped, como una especie de intangible espiritual en sinergia con el hincha.

Sin embargo, en sus últimos 3 años de carrera fue el propio DT el que se encargó de nutrir a su mochila de desaciertos que, si bien cada uno por su cuenta parecen dominables, todos juntos adquieren una fortaleza imposible de disimular. Bueno, pareciera que este River está empezando a eliminar peso de ese equipaje, levantando pagarés que si se presentan de a uno no asustan, pero en patota amedrentan hasta al más grande: falta de contundencia, falta de variantes ofensivas, falta de gol de los mediocampistas, incapacidad para ganar por buen margen, poco poder de fuego en los primeros tiempos, errores en los refuerzos, etc. Y todos creados en casa.

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Enzo Pérez fue una de las figuras de River en La Plata. (Foto: Getty).

Enzo Pérez fue una de las figuras de River en La Plata. (Foto: Getty).

En las dos últimas columnas me permití opinar (y argumentar) que River estaba mejorando y creciendo en aspectos significativos del juego desde una concepción colectiva, y potenciado por esa vitamina clave que son las individualidades. En esta etapa de pleno clásico Deportivo Ídolo No Se Equivoca Nunca vs. Deportivo Ídolo Solo Tuvo Suerte no es una postura agradable de leer, lo sé. Los tiempos actuales odian los grises y muchos entran a consumir que todo es un desastre o que todo va a salir bien porque el administrador del pizarrón es inmune al fracaso y el error. 

Así como creo Gallardo es el DT más importante de la historia del club, soy muy crítico de lo que ha hecho desde 2022. Y sigo creyendo que se ha equivocado mucho más de lo que ha acertado desde entonces. Eso no lo va a cambiar la victoria contra Gimnasia, pero si observo que el equipo mejora, lo digo y trato de dar las razones. No cuenten conmigo para sentenciar que nada sirve, ni tampoco para magnificar lo que debería ser obvio y lógico como dominar a Universitario, Barcelona o el lobo platense.

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LO QUE MEJORA PARTIDO A PARTIDO

En esas columnas se subrayó que el boletín ya lucía notas de buenas a muy buenas en tiempos y zonas de presión, mayor fluidez del juego y mejor distancia entre líneas. Esos alicientes estaban y están acompañados por upgrades individuales. No, no eran ni son (al menos por ahora) para enamorarse, ni para ilusionarse sin reparos. Ni siquiera, desde mi punto de vista, serán suficientemente seductores hasta que adquieran rasgos confiables a través de la continuidad, pero sí estaban ahí y era justo destacarlos.

Mastantuono volvió a convertir y sigue brillando.

Mastantuono volvió a convertir y sigue brillando.

Si partimos desde los nombres propios y seguimos lo dicho en esas columnas, lo de Mastantuono marca la pole position. Más que su golazo, me impacta su casi nula relación con la duda. El 2-0 no es solamente habilidad: es determinación. Es un recurso que se linkea hermosamente a los viejos embajadores del potrero que se hacían cargo de la situación a partir del talento y, desde allí, iban al rescate del conjunto. Ese unipersonal de la gambeta no deja de ser un resumen de inteligencia. Lo que alguno pudo ver como un exceso de calidad fue, en realidad, poder de síntesis. El pibe juntó rivales para que le quedara la mejor definición. La determinación es un aspecto irrenunciable de los cracks. Y la gambeta es la llave más linda del fútbol. Mastantuono es dueño de ambas.

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El mayor déficit de su kit de habilidades, siempre anclando en que tiene apenas 17 años, se mantiene en la estocada final en el pase gol. Y eso tiene que ver, en buena parte, con un proceso de maduración lógico para lograr sensibilidad en ese aspecto del juego (repasemos cuánto tardó Messi en convertirse en especialista en tiros libres, otro ítem que requiere sensibilidad), pero también se asocia a la empatía con sus compañeros y, sobre todo, a la cantidad de recursos que se le ofrecen para potenciar esa herramienta.

Franco es, hoy por hoy, el as de espadas que tiene River. Falta que el colectivo sea su banda. Por rabiosa actualidad, el mediocampo (desde sus interiores) no está a su altura. Ni siquiera entra la categoría grupo soporte con él como solista de lujo. Los aportes que le destacamos a Castaño no son suficientes. De Simón ya está todo dicho. Y Enzo, por más bien que juegue, no es su socio en zona de fuego.

Imaginen lo que haría Mastantuono con el Pity o el Palacios de 2018, o con un Nacho más fresco o con un De la Cruz a pleno. Ni hablar con dos delanteros que se alternen entre acercarse y tirar diagonales. Su pase en situaciones de 2-1 con engaño (cuando Mastantuono conduce y un compañero parte desde atrás y pasa su línea) se lo marca casi siempre Montiel. Ni Simón, ni Castaño le agregan profundidad a su conducción. Y tener a Colidio tan abierto provoca que a veces pierda ese pase a Facundo en cortada y tampoco tenga a mano a Acuña.

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El resto lo hace su posición, cuando por varios tramos queda pegado a la raya. Primero y principal, separemos “pegado a la raya” de “borde del área” porque no es lo mismo. Son agua y aceite a la hora del análisis. Y segundo, por favor no caigamos en la reacción histérica sin contexto de creer que el 2-0 se corresponde con un acierto posicional cuando se produce de contra, ante un rival desordenado y con Franco buscando esa zona, y lo que se critica es cuando parte siempre desde allí, muy pegado a la línea de cal, y con el juego estacionado ante un rival en bloque bajo. No mezclemos limones con dulce de leche.

Otro aliciente desde lo nominal es el progreso físico y futbolístico de Acuña, del cual también dimos cuenta en las última columnas. Marcos ya no tiene como tope la línea del área grande, ni tarda tanto en transformarse en suplemento ofensivo. A eso le ha sumado una mejor calidad en sus centros y un impulso interesante para cambiar de ritmo en el último tramo del uno contra uno para no tener que depender de un compañero con quien ensayar una pared para llegar al fondo. Me gustaría que se anime más de media distancia. El tiro lo tiene. 

Sebastián Driussi, una de las 10 compras más caras en la historia de River (@RiverPlate)

Driussi jugó 58 minutos contra Gimnasia y marcó su primer gol desde que regresó a River.

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La mejoría de Acuña le permite a River no caer siempre en Montiel, a quien se le nota la entrada a boxes por lesión. Es fundamental que, mientras Cachete busca reencontrarse con su mejor versión, el equipo agregue variantes de ataque. Hasta no hace mucho, River era un equipo en plano inclinado, “Montieldependiente” para sorprender y profundizar.

Castaño ha resultado, desde su ADN asociativo, una grata novedad. No creo que sea para sobrevalorarlo como algunos lo hacen, sí para destacarlo. Muchos jugadores pueden ser asociativos, pero no todos le ofrecen valor agregado al toque en corto. El colombiano lo logra porque toca y va, se mueve, rota espacios de recepción, no permanece en el mismo lugar y no abusa de la cesión hacia atrás. 

Su naturaleza y personalidad también le posibilitan aparecer en zonas del campo que el rival no detecta en la frontera de la medialuna. Le falta profundidad, tratar su alergia al área contraria. Le falta gol. También le falta recorrido hacia atrás si va a cumplir esa posición ante adversarios de elite por Libertadores. Y River deberá trabajarlo porque si va a convivir cerca del interior del otro lado en algún momento del juego será necesario que los centrales y Enzo Pérez formen un tríangulo bien corto y los laterales no pasen la línea de la pelota a la vez. De lo contrario, puede pasar lo que ocurrió versus Talleres.

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Mención especial para Enzo Pérez, justamente. Jugó un partido catedrático, de tutorial. Una clase abierta de manejo de tiempos y geografías del mediocampista central, justo después de haberse mancado en el gol de Depietris yendo donde la maniobra no lo pedía. Esta vez, la batería le duró el partido completo. Ojala sucediera siempre, pero no podemos ignorar el contexto edad. Desde mi punto de vista, disfruto y aplaudo cuando lo veo en este nivel. Provoca felicidad y admiración. En tiempos en los cuales (en muchos ámbitos) reina la ley del menor esfuerzo o se confunde cantidad con calidad, lo de Enzo Pérez es la ley del MEJOR esfuerzo, del que vale.

Entre los pagarés que se levantaron en La Plata están los siguientes:

  • Aliendro no convertía desde marzo de 2024, cuando autografió la red ante Estudiantes por la Supercopa Argentina. Sí, más de un año.
  • Fue la primera vez en el torneo que River se fue al entretiempo en ventaja.
  • Fue el primer gol de Driussi desde su regreso.
  • River no ganaba por al menos 3 goles de visitante desde que capturó los tres puntos ante Riestra, 0-3, en febrero de 2024. Sí, más de un año en este caso también.
  • Fue la primera vez en el torneo que River ganó por más de 2 goles de diferencia.

LA TIERRITA QUE AÚN QUEDA

También hay cuestiones nominales que son imposibles de ignorar: Simón no rinde de interior derecho, ni de izquierdo. No rinde. Es, sistemáticamente, de lo peor del equipo. En La Plata pasó de largo por la victoria, pero no solo no pisó el área, sino que por su tendencia a jugar por derecha, cuando volvía por izquierda se cerraba tanto que dejaba constantemente a Acuña expuesto al dos contra uno. Decir que Gimnasia juega generalmente con chasqui boom. 

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El nivel de Pezzella no levanta. En ataques lentos del rival y en la mayoría de los duelos en juego áreo suele imponer su experiencia, pero cuando la dinámica lo obliga a achicar hacia adelante, disputas en carrera o enfrentarse a cruces hacia su izquierda o ante jugadores habilidosos, ofrece una imagen que está lejos de la ideal para un central de River. Quizás sea cuestión de continuidad, lo que parece difícil por necesidad del equipo y porque Paulo Díaz (hoy lesionado) y Martínez Quarta están un escalón más arriba en el índice de confiabilidad, especialmente el chileno.

La posición y función de Colidio siguen en conflicto con sus mejores virtudes. Si parte de allí para proteger mejor al equipo en retroceso, parece ser una apuesta que choca contra la necesidad de ganar, llegar con más gente al área y mejorar el volumen de juego. Cada vez que Colidio, Mastantuono y el otro punta de turno se acercan y se asocian, River es más peligroso. Quizás la solución pase por encontrar ese tercer integrante del mediocampo que permita cubrir mejor el sector izquierdo y que Colidio sea durante más tiempo lo que debe ser. 

Gimnasia ganó apenas 3 de los últimos 17 partidos por liga. De esos 17, perdió 10. Es un equipo que se cae a pedazos y, así como debemos saludar la mejoría de River, debemos entender ante qué equipo se logró. Así como ante Atlético Tucumán debió ser goleada 4 o 5-1, ante el Lobo la diferencia fue exagerada. El local llegó y pegó dos tiros en los postes.

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Pagarés que quedan por levantar:

  • Jugar bien y ganar 3 partidos seguidos: River no lo logra desde que encadenó rendimiento y triunfos ante Banfield (3-1), Instituto (3-2) y Barracas Central (3-0) en noviembre de 2024.
  • Lesionados: no puede ser que cada partido arroje un caído. Casi la mitad del plantel sufrió lesiones este año y ya había pasado en 2024. No es una racha. Cuando algo se repite tanto es cualquier cosa, menos casualidad.
  • Integración de los refuerzos: sería saludable que Matías Rojas empiece a sumar minutos y que Galoppo resulte más confiable físicamente. Si Tapia no rinde ni siquiera en los entrenamientos, quizás sea interesante que empiecen al menos a concentrarse elementos de Reserva que están en muy alto nivel.
  • Goles de mediocampistas: anoten…
  1. Simón hizo apenas un gol en los últimos 2 años.
  2. Nacho Fernández convirtió apenas un gol desde marzo de 2024.
  3. Castaño facturó dos tantos en los últimos 2 años.
  4. Galoppo registra muchas lesiones en los últimos 2 años. Y apenas un gol…
  5. Lanzini festejó 2 veces en los últimos 2 años y medio.
  6. Pity Martínez, lamentablemente, colecciona más lesiones que goles desde julio de 2022: apenas 2 gritos de gol.
  7. Los volantes centrales no son de aportar para la causa: Kranevitter registra apenas un gol en su carrera y Enzo Pérez celebró por última vez en 2021.

Los mejores son Rojas (10 goles en el último año), Meza (7) y Mastantuono.

UN RESULTADO PARA TODAS LAS TABLAS

La victoria fue indispensable para todas las tablas. Aseguró el boleto a playoffs, reforzó la cosecha anual (con la trampa de tener apenas 32 partidos para la clasificación a las copas) y también creó las bases de lanzamiento como plataforma para esperanzarse más con un mejor rendimiento y posterior título.

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Se viene una semana vital. Una excursión para respetar por geografía, si bien Independiente del Valle está lejos de sus mejores versiones, y el Superclásico. Que las próximas columnas no solo reflejen las sonrisas de las victorias, sino las del buen juego. Que se sigan levantando pagarés. Es la mejor forma de festejar en cualquier época del año.

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