En su debut por la Liga Profesional 2024, River ganó jugando un buen partido ante un Central Córdoba, que no estuvo a la altura del rendimiento millonario, correcto en lo colectivo y con buenas figuras a nivel individual.

Se dio en la noche del Monumental una de esas ecuaciones que pocas veces suceden: un River encendido y un rival que dio todo tipo de facilidades defensivas. Habitualmente, los equipos menores vienen a defenderse y a juntar gente cerca de su arco. Central Córdoba no lo hizo y fue una invitación al ataque de River. Defendió muy adelante, lejos de su área y dando todo tipo de ventaja. Entregó mucho espacio y tuvo poca actitud para la marca. Eso fue un verdadero regalo para River que, con solo cruzar la pelota de un lado a otro y picar al vacío en el momento exacto, quedaba mano a mano con el arquero.

Era cuestión de que agarre la pelota un volante de en campo propio por izquierda y salía el pelotazo largo para que Agustín Sant’Anna rompa por la derecha. Y si la jugada arrancaba por el otro sector la pelota se cruzaba para Milton Casco que haría lo mismo, pero por izquierda. Siempre con los jugadores rivales mirando y levantando la mano esperando un offside salvador.

Por adentro las cosas no eran mucho más difíciles. Solo era acertar un pase filtrado o aprovechar una gambeta de Claudio Echeverri o Esequiel Barco para quedar otra vez solo frente al arquero, quien era el único que respondía en su equipo. Todo muy accesible para un River que venía de sufrir en partidos de trámite más adversos. Este era demasiado sencillo. La única barrera que hubo para que River se vaya al vestuario goleando a su rival era la falta de precisión al definir las muchas situaciones de gol que generó el equipo. A excepción de Facundo Colidio, todos los demás futbolistas vestidos de blanco y rojo fallaban una ocasión atrás de la otra.

Facundo Colidio hizo un doblete en el Monumental ante Central Córdoba.

El segundo tiempo le sobró al partido. Ya estando 2 a 0 y el rival con un hombre menos la victoria no corría ningún riesgo y la cabeza de River se trasladó inmediatamente al martes, cuando por la Copa Libertadores 2024 enfrente a Libertad de Paraguay. Por eso algunos jugadores fueron salieron para descansar y solo era cuestión de que pasaran los minutos hasta llegar al final del partido. La etapa complementaria sirvió para que Barco rompa su sequía goleadora, para que Martín Demichelis le siga dando rodaje a Franco Mastantuono y Agustín Ruberto, para la ovación de la gente a Paulo Díaz y para sumar los primeros tres puntos en la Liga Profesional 2024 que lo tiene como actual campeón.

¿Se pueden sacar conclusiones ante un rival tan débil? Es difícil porque claramente Central Córdoba no es la vara ideal para medir a River. Es real que es el que le tocó enfrentar pero también hay un contexto: hoy juega en Primera División gracias a tener las conexiones dirigenciales correctas y a estos torneos mamarrachescos que arma la AFA con 28 equipos. De otra manera estaría jugando el ascenso, pero en este fútbol tan burdo y desorganizado que nos toca presenciar a los argentinos suele darse la participación de equipos con este pobre nivel competitivo que obligan a River a tener que hacer lo que hizo: ganar con autoridad.

Rendimientos individuales que ilusionan: Sant’Anna y Casco

Igualmente, sin sentenciar podemos reconocer aspectos positivos en este triunfo. El rendimiento de Sant’Anna es una gran noticia. Hizo todo bien. Fuerte en la marca y pasó con mucha decisión al ataque. Ojalá siga siendo titular. Algo parecido pasó con Casco. Técnica, velocidad y precisión en ofensiva. Un sello registrado en la carrera de Milton. En eso no falla. Su problema de los últimos tiempos es el retroceso y la marca. Ante un rival que atacó poco, no lo sufrió. Veremos si puede rendir igual en partidos de mayor exigencia.

River venía con graves problemas en sus laterales y la actuación de ellos puede permitir pensarlos como posibles titulares para lo que viene. Podría también ser momento de ver a Sebastián Boselli de zaguero por González Pírez. ¿Armar una defensa integrada por Sant’Anna, Boselli, Paulo Díaz y Casco es una locura? Solo los partidos tendrían la respuesta correcta a esta pregunta, pero como alternativa a probar no parece ser una mala idea.

Agustín Sant’Anna tuvo un gran partido.

Los silbidos a Martín Demichelis

El tercer gol sobre el final levantó al hincha que despidió al equipo con aplausos. No fue el mismo trato que le dio al entrenador dos horas antes cuando la voz del estadio lo mencionó. No era la primera vez que ocurría, pero a diferencia de las anteriores, donde los silbidos (expresión del hincha a la que el DT se refirió) se mezclaban con aplausos, en esta ocasión lo primero fue más general y sostenido.

Que el hincha todavía no compró a Demichelis está claro. Lo que no está muy claro son los motivos del rechazo. Si es por ser el reemplazo de Gallardo parece injusto. No tiene la culpa de la decisión del Muñeco de tomarse un descanso de River y del fútbol argentino. Si es por los partidos con Boca y Nacional también sonarían ilógicos ya que el déficit en ambos encuentros fue más emocional y anímico de los futbolistas que una cuestión táctica o de armado de equipo.

Ahora, si el hincha expresa su descontento por el rendimiento futbolístico del equipo en los últimos meses, eso cierra más. Ahí sí tiene más lógica. Después de ganar la Liga Profesional 2023, River no volvió a brillar. Fue perdiendo vuelo en su juego y se convirtió en un equipo normal. No alcanzan las buenas estadísticas si el juego del equipo no convence. En River no solo es resultado. Importan mucho las formas y las maneras. Y en lo reciente, estas no han sido las deseadas.

Si es por ahí el malestar de la gente se entiende y se acepta como lo hizo el propio entrenador en la conferencia de prensa al reconocer que la gente tiene derecho a expresarse y esto hará que el esfuerzo se duplique para mejorar y dejar contentos a todos.

Dicho esto, lo que no queda muy claro es la vara. No recuerdo silbidos para Ángel Cappa, Pipo Gorosito, Manuel Pellegrini, J.J. López o Diego Simeone. De hecho, el Cholo se fue con el equipo último en la tabla e igual recibió una ovación del Monumental en su despedida. Si tengo más presente los insultos a Daniel Passarella en 2007, pero estos aparecieron luego de dos años de pésimos resultados y sin conseguir ningún título con el Káiser de DT. Por lo tanto, me cuesta encontrar antecedentes de tanto rechazo hacia un entrenador que lleva un año y medio en el cargo y ya logró tres títulos.

La gente es libre de expresar lo que siente y me animo a decir que casi nunca se equivoca. Por ejemplo, cuando el Monumental reprueba reiteradamente a un jugador pocas veces termina sucediendo que ese futbolista logre demostrarle al hincha que estaba equivocado. Lo único que sí cuesta entender es ver a hinchas de River enojados después del partido cuando el equipo ganó. Eso sí es raro. Parece que a algunos les molesta la victoria y preferirían una derrota solo para decir “tengo razón”. No está bueno enojarse por un triunfo de River. Es peligroso enamorarse de su propia opinión porque el deseo de imponer lo que uno piensa no siempre va de la mano con lo que necesita el equipo.

Los hinchas de River aún no compraron a Martín Demichelis.

El ciclo Demichelis fue de mayor a menor. De eso no hay dudas. Desde la importancia de los títulos conseguidos hasta los rendimientos mostrados. Las grandes victorias con Boca del 2023 no se han repetido en este 2024. Se pierde poco (van solo dos derrotas en el año) pero tampoco se gana tanto como antes.

La Liga arrancó ahora y River ya tiene sus primeros tres puntos. En la Copa Libertadores 2024 se lidera el grupo de manera invicta y muy cerca de lograr el pasaporte a los Octavos de Final. Será cuestión de que aparezca el funcionamiento deseado que provoquen una larga racha de victorias para que los silbidos desaparezcan y los aplausos sean la mejor melodía que suene en el Monumental. Porque si las buenas actuaciones regresan y los triunfos se repiten seguramente el humor de la gente cambie. O al menos eso es lo que debería suceder, ¿no?