“Vení vení, cantá conmigo que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Demichelis, todos la vuelta vamos a dar“. Fue el canto feliz y fuerte de las 90 mil personas que llenaron aquellas noches el Estadio Monumental. Ocurrió por primera vez frente Estudiantes de La Plata y se repitió dos veces más. Una ante Racing Club y la otra con Inter de Porto Alegre. Casualidades del destino, aquel duelo consagratorio frente al Pincha fue el 27 de julio del 2023. Exactamente un año después, Martín Demichelis dejó de ser el director técnico de River Plate.
Pasaron 620 días. Ese fue el tiempo que duró este ciclo futbolistico que atravesó por distintos momentos y situaciones. De los buenos y de los malos.
Logró lo más difícil. Triunfar y tener éxito en el post Marcelo Gallardo. Ni el más optimista podía creer que la sucesión del DT más importante de la historia se daría con una vuelta olímpica en el primer torneo disputado. Es que el 2022 había sido flojo y ademas River perdía a su faro, a su guía. El vacío que quedaba tras la salida del Muñeco era muy profundo. El panorama era complicado. Había una depresión colectiva en el Mundo River que hacía difícil imaginar un festejo importante a corto plazo.
Llegó, ganó y salió campeón
Y en ese contexto llegó Martín Demichelis. Dejando de lado la comodidad europea y los proyectos a futuro que tenía Bayern Múnich para con él. La motivación por cumplir su sueño de dirigir a River fue más grande y el 16 de noviembre del 2022 volvía a pisar el mismo lugar que lo había recibido de niño para vivir en la pensión que el club tiene reservada para los pichones de crack.
Así arrancó esta historia. Mientras nos enloqueciamos de alegría con los goles de Messi y Julián en Qatar, Demichelis ponía manos a la obra para construir el River 2023.
El arranque fue inmejorable. El equipo ganó y jugó bien. Despertaba elogios de propios y extraños. El andar era una maravilla. River mostró el mejor fútbol del país y no tenía rival que pudiera frenarlo. Les ganó a todos, incluido Boca, y sacó amplia ventaja en la tabla de posiciones. A nivel internacional la cosa también funcionó. Clasificó a los octavos de final de la Libertadores jugando grandes partidos de local contra Sporting Cristal y Fluminense (luego sería el gran Campeón de este certamen).
Ese equipo fue agresivo y ofensivo. Tuvo el ADN River. Cumplió con ese mandamiento de Ganar, golear y gustar. Se hizo dueño de cada partido con rendimientos colectivos e indivuales muy mejorados en relación al año anterior y después de 27 largas fechas se coronó Campeón por mas de 10 puntos de ventaja.
Arrancan los tropiezos
Todo era felicidad en el pueblo millonario. Demichelis era un gran acierto y el entusiasmo una moneda corriente en cada hincha que empezaba a soñar con la Libertadores. Y ahí apareció el primer tropiezo. O el segundo porque pocos días antes quedó afuera de Copa Argentina frente a Talleres en un partido disputado en medio de los festejos del campeonato. A eso se le sumó la derrota por penales en Porto Alegre y lo que tanto brillaba empezaba a oscurecerse. La eliminación en la Copa trajo secuelas internas.
El famoso off the récord fue muy crítico hacia el rendimiento de ciertos jugadores en aquellos 2 partidos y un periodista presente en la reunion hizo llegar a oídos del plantel todo eso. Lo que era una charla privada se hizo pública y la paz se transformó en caos. Nada volvió a ser igual después de éste episodio. El DT de River desde su inexperiencia cometio un grave error que lo dejó condicionado para el resto de su ciclo. El equipo empezó a bajar su nivel pero los resultados todavía acompañaban. El andar en la Copa de la Liga fue aceptable. No se pareció al del campeón pero aún asi le ganó a Boca en La Bombonera y se llegó al récord histórico de triunfos en el Estadio Monumental.
Sin embargo no alcanzó para encontrar tranquilidad puertas adentro. Las versiones de peleas con los referentes del equipo aumentaron día a día y el público empezó a notar cosas que no le gustaban. Todo se potenció en la eliminación, otra vez por penales, frente a Rosario Central. El calendario le dio un guiño con una final de campeones que obtuvo para cerrar el 2023 ganador y con una sonrisa. Mueca que duró poco porque esa misma noche Enzo Pérez anunció que se iba del club. El último idolo del hincha de River rechazó la extensión de su contrato por sus diferencias con el entrenador y se marchó a Estudiantes.
Un 2024 en medio de la tormenta
Por esto el 2024 arrancó con turbulencias. Solo una gran goleada 5 a 0 frente a Vélez, la obtención de la Supercopa Argentina y un andar ganador en el grupo de la Libertadores fueron los puntos positivos de un año difícil. La gente comenzó a reprobar lo que veía en la cancha. El equipo no jugó bien y sufrió derrotas que desgastaron la imagen del DT. Eliminado con Boca en Córdoba, con Temperley en Mendoza y una caída histórica con Deportivo Riestra formaron un combo explosivo que dinamitó cualquier logro conseguido en el pasado.
Aumentaban los silbidos en los anuncios de la voz del estadio y las críticas justificadas (y algunas despiadadas) en las redes sociales y las dudas sobre la continuidad. Quizás era el momento para ponerle un punto final. Se decidió seguir. Se pensó que el receso era lo mejor que podía pasarle a River y a Demichelis. Vacaciones, pretemporada, mercado de pases y el lavado de cara necesario para empezar renovados. Talleres de Córdoba por los octavos de Libertadores era el gran objetivo. Las flojas actuaciones y los malos resultados ante Lanús y Godoy Cruz aceleraron los tiempos. La Copa empezó a quedar lejos, el clima hostil era insostenible y tanto la dirigencia como el entrenador entendieron que la situación ya era irreversible.
Una decisión que se tomó por el bien de River
Todo esto dañaba a River y al propio Demichelis. Seguir asi era estirar la agonía. El rendimiento del equipo en Mendoza fue típico de un ciclo finalizado. No había reacción en la cancha ni tampoco en el banco de suplentes. Ese partido mostró lo peor del año y fue el motivo que provocó a los dirigentes a tomar una decisión anticipada. La idea era anunciarlo después de Sarmiento. Con sentido común notaron que exponían al DT a un estadio caliente y decidieron de mutuo acuerdo anunciarlo un día antes para desactivar el “Monumentalazo” y conseguir un poco de paz. Con la decisión ya tomada es posible que el público esté más tranquilo y sereno. El hincha de River no le pega a quien está en el piso. Ya se hizo sentir y fue protagonista determinante para este cambio de rumbo. Ahora sólo quiere ganarle a Sarmiento y verlo a Gallardo otra vez trabajando en el club durante los próximos días.
Se va Demichelis. Un hombre de la casa y un buen entrenador. Supo ser campeón pero por su inexperiencia le costó manejar el día a día en epoca de turbulencias. No hay dudas que siempre quiso lo mejor para River. El contexto lo superó, lo desorientó y lo llevo a cometer muchos errores. El clima externo lo debilitó. La presión fue muy pesada y su responsabilidad en este mal momento era indisimulable. Hoy deja el cargo de una manera que no quería. Seguramente buscará nuevos destinos y pronto tendrá revancha. Está capacitado para que le vaya bien en cualquier otro lado que le toque dirigir.