Es oficial. Son las últimas horas de Martín Demichelis como entrenador de River. De común acuerdo con la dirigencia se resolvió la situación, luego de un muy mal arranque en el segundo semestre de competencia oficial y de un 2024 plagado de actuaciones muy flojas a nivel futbolístico. Mañana ante Sarmiento dirigirá su último partido en el Estadio Monumental, y luego se despedirá en conferencia de prensa.
La situación se había vuelto extrema para todas las partes desde el segundo posterior en el que terminó el partido el pasado miércoles en Mendoza frente a Godoy Cruz, cuando el equipo volvió a dejar una imagen muy mala dentro de la cancha y el grueso de los hinchas explotaron de la bronca de una manera absoluta.
Desde la salida del plantel en micro, Demichelis ya había sido increpado verbalmente por un simpatizante que se encontraba en tierras mendocinas, y el ambiente general estaba incontrolable puertas para adentro. A partir de allí el gran grueso de los dirigentes le hicieron saber a Jorge Brito que la situación no daba para más y que le soltaban la mano al DT. Y como tanto Brito como Matías Patanian justo se encontraban de viaje por Europa, la primera reunión formal que tuvo Demichelis con gente del club fue con los managers.
El jueves por la tarde Enzo Francescoli y Leonardo Ponzio se juntaron con el DT y allí comenzaron los primeros idas y vueltas en cuanto a las percepciones. Demichelis estaba seguro que podía revertir la situación pese al malestar de la gente, y ése fue el mensaje que le trasladaron Enzo y Leo a la cúpula dirigencial. Pero durante jueves y viernes todo fue empeorando aún más en el ambiente, y el Monumental el domingo ante Sarmiento prometía ser una olla a presión imposible de manejar.
El sábado fue el día clave y determinante
En las últimas horas del viernes y primeras horas del sábado Brito y Patanian llegaron al país y ya tenían resuelto juntarse con el entrenador para comunicarle que mañana sería su último partido, en una decisión que fue tomada de común acuerdo y pensada por el bien de River desde todo punto de vista para resguardar al equipo y al club en su conjunto sabiendo que falta poco para el partido clave de la Libertadores, al propio Demichelis de un clima muy hostil, y también a los futbolistas para liberar presiones y a los mismos dirigentes para que no sean uno de los grandes focos del reclamo.
Debido a la cercanía del partido frente a Sarmiento, se resolvió que la decisión más lógica era no dejar al equipo con un entrenador interino a menos de 24 horas del encuentro y por eso se resolvió que mañana pueda dirigir con un ambiente mucho más calmo y tenga la posibilidad de despedirse de la gente en mejores términos de los que se esperaban en la previa. Fueron 72 horas sumamente convulsionadas, pero con un final que tarde o temprano parecía inevitable.