Llegó a River en 1996, en un equipo repleto de figuras, que consiguió a mitad de año la Copa Libertadores y a fin de año el primero de los torneos locales que inició el tricampeonato al año siguiente. Tuvo el privilegio de compartir plantel con jugadores de la talla de Enzo Francescoli, Ariel Ortega, Hernán Crespo, Julio Cruz, Marcelo Salas y Marcelo Gallardo, entre otros. Sin embargo, lo que para muchos podría haber sido un sueño cumplido, para Diego Gabriel Rivarola fue una situación compleja y triste, por una simple razón: no pudo sumar un solo minuto en la Primera del Más Grande.
La historia se remonta a principios de aquella temporada 1996, que comenzó con Ramón Díaz a los tumbos, lejos de alcanzar el rendimiento y los resultados deseados. En ese mercado de pases se incorporó al plantel profesional de River un joven mendocino, proveniente del club Murialdo. En el Millonario lo conocían porque había hecho una prueba en el club a los 18 años, pero en el elenco mendocino no estaban dispuestos a dejarlo ir. Tiempo después hubo un contacto con Boca, viajó nuevamente a Buenos Aires y se presentó a la prueba en Parque Sarmiento. Desde River se enteraron y en cuestión de horas estaba firmando su primer contrato profesional.
“Soy hincha de River, y como había quedado muy buena relación en mi corto paso por ese club, un fin de semana fui a entrenar y, cuando terminé, ya me tenían preparado el contrato profesional firmado. Así que fue una sorpresa, ya que no jugué en la Primera de River, pero sí tengo el contrato firmado como profesional de esa entidad”, relató Diego Rivarola en diálogo con Infobae.
La espina de no poder debutar con la camiseta de River quedó clavada, pero había una razón bastante lógica: “Tenía muchas figuras delante mío. Me tocó integrar un equipo extraordinario, como fue el campeón de la Copa Libertadores ´96 con Ramón Díaz como entrenador. Tenía grandes figuras ese plantel. Yo estaba feliz, sin entender dónde me encontraba realmente; no lo podía creer. Pero también estaba en un club muy difícil para jugar”, reconoció Rivarola.
Por su parte, recordó cómo era la competencia en su puesto: “Tenía que competir con Enzo Francescoli, Julio Cruz, Ariel Ortega. Era imposible ganarme un lugar. Es más, en Reserva me tocaba jugar al lado de Ramón Medina Bello, Daniel Villalba y el Pipa Gancedo. En esa categoría, adelante jugaban con Pablo Aimar, Medina Bello y Santiago Solari”, agregó.
El breve paso de Rivarola por River tiene un recuerdo grato: una goleada en el superclásico de Reserva en la mismísima Bombonera. “Le ganamos a Boca 3 a 0. No convertí tantos, pero me hicieron un penal que Santiago Solari transformó en gol. Me dirigieron Pitarch y Delem”, explicó el delantero mendocino, que siempre tuvo claro que su destino estaba en otro club.
A principios de 1997 fue a préstamo a Platense, donde tampoco encontró la continuidad buscada. Y a mitad de año comenzó su periplo en el fútbol chileno, primero en Santiago Morning, hasta que terminó jugando en la Universidad de Chile, el club donde se reencontró su mejor rendimiento. Tras una extensa carrera, que incluyó un paso por Atlas de México y la vuelta al país para jugar en Argentinos Jrs, decidió colgar los botines en 2013 para seguir vinculado al fútbol, desde otro lugar, como captador de talentos de la U de Chile y más tarde como columnista en F90 de Espn Chile.
Su vínculo con Taty Castellanos
La historia de Diego Rivarola tiene varios puntos en común con la de Valentín Castellanos. Ambos se formaron en el mismo club (Muriondo), los dos hicieron una prueba en River siendo juveniles y a pesar de ser hinchas del Más Grande, ninguno de los dos pudo vestir la camiseta millonaria de manera oficial, en un partido de primera división.
Más allá de la coincidencia entre los protagonistas, Diego Rivarola advirtió que Taty tiene grandes posibilidades de jugar en River en un futuro: “En algún momento querrá volver. Supe que River lo quería cuando estuvo Marcelo Gallardo. Castellanos es un jugador que no tiene techo. Hoy, volver a nuestro país no es un negocio para él, pero en algún momento debería vivir la sensación de jugar en el fútbol argentino porque es maravilloso”, afirmó.