Martín Demichelis atraviesa su primer semestre como entrenador de River y la realidad es que está haciendo las cosas muy bien en líneas generales. El equipo tiene un estilo marcado -que respeta la historia- y en cuanto a resultados ya consiguió uno de los objetivos del semestre que fue avanzar a octavos de final de la Copa Libertadores y también está cerca de cumplir el segundo: ganar la Liga Profesional.
De más está decir que lógicamente se cometieron algunos errores, pero el DT mostró que aprendió de ellos y por lo general no los volvió a repetir. El ejemplo más claro se vio en la Copa Libertadores, que algunos partidos salió golpeado por errores propios y los mismos no se repitieron en los encuentros siguientes y eso se pudo observar en los duelos ante Fluminense: el partido en Brasil fue prácticamente un desastre y el jugado en el Monumental fue uno de los mejores del ciclo.
Este sábado, River visitó a Barracas Central por la fecha 22 de la Liga Profesional en el modesto Estadio Claudio Tapia y lejos estuvo de mostrar su versión habitual. El Más Grande jugó un muy mal partido y cayó por 2 a 1. El entrenador optó por poner a todos los suplentes ya que aparentemente los habituales titulares necesitaban un descanso por el gran desgaste que vienen realizando en la seguidilla de partidos. Algunas ausencias se sintieron mucho.
¿Hizo bien Micho en poner a los suplentes?
Con el diario del lunes es fácil opinar y más con un resultado adverso. Puede que la decisión de poner habituales suplentes no haya sido la acertada, pero lo que seguramente no fue nada acertado fue el esquema utilizado: River nunca juega con cinco defensores, tres volantes y dos delanteros de área. Al equipo no solamente le sobró un central, sino que optó por tener dos delanteros de área y volantes internos a pie cambiado, es decir que ninguno con el perfil para desbordar y tirarle un centro como corresponde a Rondón y Borja.
Barracas Central fue inteligente al tapar a los tres mediocampistas de River y no dejó jugar en ese sector del campo, por lo que los defensores tenían que saltar líneas y en ese abuso del pelotazo fue cuando el Millonario mostró su peor cara. Ya en la segunda mitad se corrigió el tema del dibujo táctico y además ingresaron algunos de los habituales titulares y el rendimiento mejoró un poco.