El gran presente de Julián Álvarez es el premio a la humildad, el sacrificio y su gran nivel. El pibe de Calchín demostró que estaba para cosas grandes desde sus inicios: no hay que olvidarse que uno de sus primeros partidos en Primera fue con apenas 18 años en el Bernabéu contra Boca por la final de la Copa Libertadores. Biscay lo mandó a la cancha cuando el partido estaba 1 a 1 y Julián no defraudó, tuvo una chance clara, pidió la pelota y jugó cuando el partido pesaba.
Tampoco es casualidad que a tan corta edad ya esté en uno de los mejores clubes del mundo, que sea una pieza importante de la Selección Argentina y que ya tenga en su vitrina títulos de todos los colores: entre los más destacados la Copa Libertadores, la Copa América, el Mundial y la Premier League. Pero todo eso no llega solo, Julián fue uno de los tantos chicos que sufren el desarraigo de sus pueblos para cumplir el sueño de ser futbolistas.
Julián nació en Calchín y siempre supo que quería jugar al fútbol y hacerlo en River, el club de sus amores. A muy corta edad tuvo la posibilidad de jugar en el Real Madrid, pero por ser muy chico no pudo ser fichado por el gigante español, entonces regresó a Argentina y se convirtió en uno de los tantos chicos que se forman en River, tanto en lo futbolístico como en lo escolar y ahí fue que comenzó en el Instituto River Plate.
De ver la Champions en el celular a jugar la final
Hace un tiempo se hizo viral un tuit que publicó Julián en 2016 cuando todavía cursaba en el Instituto River Plate y desde un celular puso un partido de la Champions League y escribió: “Capaz que no vemos el partido”. Siete años más tarde y luego de mucho sacrificio, ese pibe que miraba el certamen desde un celular va a estar presente en la final de la Champions League con el Manchester City enfrentando al inter en el Estadio Olímpico Atatürk, en Estambul.