Al igual que el planteo de Olimpo y como seguramente lo haga Guaraní, River tuvo pocos espacios para desarrollar su juego ante Temperley. Ni siquiera pudo generar situaciones claras y terminó empatando 1-1 porque enseguida sufrió la igualdad.
Marcelo Gallardo tendrá un desafío para resolver. Deberá pensar una estrategia como si se tratara verdaderamente de Napoleón, independientemente de los intérpretes que elija para ejecutar sus ideas. Es que Temperley le redujo espacios, tal como lo hizo Olimpo en Bahía Blanca (también 1-1) y como posiblemente lo haga Guaraní, cuyo arco está invicto en las instancias eliminatorias de la Copa Libertadores.
¿Con qué se encontró El Más Grande? Careció de lugar para lastimar. Enfrente, el Gasolero le comprimió los espacios. No lo dejó pensar. Y cuando se lo permitió, fue para anular a los eventuales receptores. En ese contexto, hubo pequeñas sociedades que funcionaron un poco durante la etapa inicial y nada en el complemento. Si como muestra alcanza un ejemplo, Javier Saviola -activo en el circuito ofensivo y preciso para los pases- jamás logró rematar.
El Muñeco dispuso un 4-1-3-2. Matías Kranevitter, eje al principio, se paró por delante de la última línea y por detrás de la siguiente, conformada de derecha a izquierda por Camilo Mayada, Lucas Boyé y Sebastián Driusi, el de mayor criterio en el primer tiempo. Arriba, Fernando Cavenaghi, que tampoco pudo buscar el arco, y el Conejo, quien generó tres infracciones, entre ellas la que sirvió para un golazo de Ramiro Funes Mori, de tiro libre.
La ventaja le duró poco al Millonario. Apenas ocho minutos después, es decir a los 37 de la etapa inicial, el chiquitito Gabriel Esparza resolvió muy bien una jugada colectiva para que Temperley alcanzara el 1-1 en su primera llegada clara. Hasta ese momento, la paridad era injusta, pero el Gasolero se encargó de justificarla porque se convenció del planteo elegido. Ni siquiera los tres cambios (Luis González, Gonzalo Martínez y Lucas Alario, adentro) juntos que hizo Gallardo torcieron la balanza.
River se repitió en centros. Por arriba o por abajo. Daba lo mismo porque su rival estuvo bien plantado para rechazar inmediatamente o cubrir un tiro posterior. Desde el golazo de tiro libre hasta el siguiente remate, cuando Funes Mori hizo lucir a Federico Crivelli, pasaron 54 minutos. Una síntesis de lo difícil que fue llegar. La pelota parada tampoco surtió efecto, casi siempre ganaron los de color celeste.
Entonces, amén de los protagonistas propios y ajenos, El Más Grande padeció lo mismo que ante Olimpo, en Bahía Blanca: un cerrojo. El técnico deberá hallar variantes, sabiendo que Guaraní apelará a una fórmula similar el próximo martes, cuando River se presente en el Monumental, compenetrado en su gran objetivo de este 2015. Un desafío interesante para Gallardo y sus dirigidos.
+ VIDEO: el regreso de Saviola al Monumental:
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