River logró la difícil apertura del marcador frente a Estudiantes de La Plata, pero una equivocación de Moreira en la salida permitió que el Pincha rescatara un punto que le sienta mejor. Fue 1-1, en cancha de Huracán, donde el Millonario dejó escapar la única chance que tenía contra el puntero.
El campeonato largo otorga planificación a largo plazo. Evita la desesperación, da la posibilidad de tener revancha. Eso ocurre en un certamen normal de cualquier liga de elite, no en este fútbol argentino tan competitivo como raro, desorganizado y estructurado de una forma extraña. River debía aprovechar sí o sí esta tarde frente a Estudiantes para acortar la distancia de siete puntos en la tabla de posiciones, debido a que era “local” -más allá de la mudanza al Ducó, la gente copó las tribunas- y no se volvería a enfrentar nuevamente a su rival.
Bajo un calor sofocante, por encima de los 30 grados, River y Estudiantes se examinaron mutuamente durante buena parte del primer tiempo. Pese a la búsqueda inicial, ambos jugaron con el freno de mano puesto a la hora de presionar la salida rival. Si bien la idea de Marcelo Gallardo es que sus dirigidos sean intensos y agresivos en cada porción del pasto, pero tampoco come vidrio y sabe que entre los parches, defensivos, la elevada temperatura más el adversario de gran presente era necesario asumir algunos recaudos.
Lo cierto es que en ese contexto el juego fue fluido, prácticamente sin infracciones, aunque batallado en el medio, repleto de imprecisiones propias de la búsqueda del difícil pase fino para generarle riesgo al rival. En un partido de semejantes características, los detalles aparecen como momentos clave y así sucedió con la acción del penal que permitió desnivelar: Ignacio Fernández profundizó con Camilo Mayada, el uruguayo fue derribado por Leandro Desábato y Diego Abal sancionó. Lucas Alario, sin intimidarse por las charlas visitantes, puso el 1-0.
Con la ventaja apenas antes del descanso, River tenía un panorama muy favorable de cara al segundo tiempo. No sólo por el resultado, sino también porque únicamente la pasó mal en un cabezazo de Augusto Solari que dio en el travesaño. El centro fue obra de Carlos Auzqui, justamente autor del 1-1. El empate que llegó por un error de grosero de Jorge Moreira en la salida como lateral izquierdo y terminó permitiendo que el ingresado Jeisson Vargas asistiera al mencionado Auzqui.
River tuvo que barajar y dar de nuevo. El Muñeco, quien presentó un 4-1-3-2 (Joaquín Arzura de volante tapón, por delante Andrés D’Alessandro, Fernández y Gonzalo Martínez), apeló a los cambios. Marcelo Larrondo y Rodrigo Mora tuvieron tiempo para inquietar y, con más empuje que fútbol, darle esperanzas al conjunto de Núñez. Moreira, con un centro que dio en el travesaño, podría haber puesto el 2-1. Pero al Más Grande no le alcanzó. Repartió unidades con Estudiantes, más que nada por una falla individual. Dejó otros dos puntos en el camino y una chance única para achicar distancias…
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