El marcador central explicó por qué decidió quedarse cada vez que apareció una posibilidad de irse al exterior. Además, reveló la razón por la cual evitó cambiarle su camiseta a un jugador del Barcelona y contó detalles sobre su llegada a River, pese a su pasado en la otra vereda.

Líder del fondo desde hace varios años, pilar fundamental en la consideración de Marcelo Gallardo. Jonatan Maidana lleva seis años vistiendo el manto sagrado, superó los 200 partidos oficiales hace unas semanas y de ninguna manera siente apuro por emigrar. Posibilidades, claro está, nunca le faltaron. Desde los momentos más difíciles hasta aquellos con mayor éxito.

“Hubo sondeos de varios clubes, pero quería tener una revancha en River, revertir esa imagen, que fue muy dolorosa. El tiempo, por suerte, nos fue dando la razón y no nos equivocamos en la decisión. Nunca estuve desesperado por irme. Me quise quedar para revertir lo del descenso, después por ahí llegaron cosas que a mí me servían, pero no al club”, explicó el defensor de 31 años.

En una extensa entrevista que le concedió a la edición mensual de revista El Gráfico, el hombre surgido de Los Andes amplió el testimonio: “A mí me han llegado a mandar contratos con la plata que iba a ganar, con números detallados, era más de lo que ganaba en River, pero al club no le enviaban nada, entonces no podía haber transferencia. Hubo algo concreto de México, a comienzos de 2014, que por ciertas cuestiones se trabó, y decidí seguir en River. Por suerte, porque vinieron todas las cosas lindas, todos los títulos, después del sufrimiento y la tristeza”, relató.

Entre las alegrías estuvo la Copa Libertadores como punto de ebullición, logro que permitió la clasificación al Mundial de Clubes para enfrentarse al Barcelona. Sin embargo, Maidana no tiene un recuerdo rival: “No le pedí la camiseta a él ni a ningún otro jugador porque uno termina con bronca. Venía con la ilusión de ganar ese partido y estaba con la cabeza en otro lado, sinceramente. Sí lo fui a saludar a Leo (Messi) después del partido, a felicitarlo, pero camiseta no le pedí. Cuando entrás a una cancha y es una final, la querés ganar, aunque supiéramos que enfrentábamos al mejor equipo del mundo y que nos pudieran pintar la cara, pero uno quiere ganar”.

De vestir los colores rivales a defender la banda roja en Japón. Una decisión especial que el marcador central tomó con firmeza. “En ningún momento dudé. Apenas surgió la posibilidad, le dije a mi representante ‘que se haga’. Sabía que me iban a putear un poco cuando fuera a jugar a la Bombonera y que me mirarían de reojo en River, por cómo se vive el fútbol en nuestro país. Pero pensé ‘esta oportunidad no me la puedo perder’ y dejé todas esas cosas de lado. La gente entendió que uno se ponía la camiseta y dejaba todo para dar lo mejor”, aseguró.

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