River fue superior en el balance general del partido, pero le faltó contundencia en la definición e igualó 0-0 frente a Boca. En el Monumental, el campeón de América generó algunas situaciones claras de gol e incluso exhibió mayor intensidad durante la tarde. Ahora quedó lejos de la punta en la Zona 1 del torneo local.

El fútbol no siempre premia al que mejor juega ni tampoco al único que busca los tres puntos en un Superclásico. Esta vez, como avisó Marcelo Gallardo dos días antes, el empate de ninguna manera servía. Por eso River salió decidido desde el principio a conseguir la victoria para reducir, al menos de forma temporal, la distancia con Rosario Central. Sin embargo, faltó eficacia en la resolución para terminar celebrando otro éxito frente al eterno rival.

Los méritos reunidos por el Millonario fueron insuficientes. Hubo un trabajo colectivo que por momentos rozó la excelencia, teniendo en cuenta la dificultad que implica un duelo de estas características. Es que todos se comprometieron tanto con la elaboración, partiendo de la salida limpia en la medida posible de los marcadores centrales, como en el retroceso, cruzando la línea del balón enseguida. Pero quedaba en claro que ante un equipo necesitado, sin gol ni intenciones reales de buscar el triunfo, sería complicado hallar espacios para desequilibrar.

La intensidad de River fue superior a la de su adversario. Resultó evidente en cada pelota dividida, en cada recorrida en cada avance. A falta de lugar para lastimar con el circuito ofensivo asociado en la zona de riesgo, cerca del área, el centro pasó de ser un recurso a transformarse en el arma principal. Lejos de tratarse un punto débil a raíz de carencia de precisión o ideas, varios envíos causaron mucho peligro para la defensa visitante, que cuando no llegó a rechazar dependió de la ausencia de puntería local o alguna atajada de Agustín Orion, cuya costumbre de demorar tuvo otro capítulo en Núñez.

+ Nacho Fernández tuvo el primero:

Además de los centros cruzados en acciones de ataque, River también apeló a la pelota parada. Gabriel Mercado estuvo a punto de abrir la cuenta en una definición apenas desviada, mientras que en otros envíos, provenientes desde los costados por Leonel Vangioni, Sebastián Driussi y el ingresado Gonzalo Martínez, pudieron haber torcido el rumbo. Leonardo Ponzio, de tarea conmovedora en la lucha y pase limpio, y Rodrigo Mora, que estrelló una arremetida en el palo derecho y también remató exigido en una más clarísima, no pudieron gritar.

La búsqueda de River se acentuó durante los minutos finales. El Muñeco rompió el 4-1-3-2 inicial, que de a ratos mutó a 4-4-2, para culminar con un 4-3-3, incluyendo a Luis González e Iván Alonso. ¿Del lado de enfrente? Tan sólo un centro que Sebastián Palacios casi conecta al principio y una mediavuelta de Carlos Tevez. Buena tarea defensiva, con momentos sobresalientes de Emanuel Mammana. Marcelo Barovero tuvo mayor preponderancia en las salidas veloces que en los tiros.

La diferencia actitudinal fue grande tanto en la intención original como a la hora de capturar un rebote. Debería haber sido reflejada en el marcador para toda la alegría de la gente e ilusionarse con dar batalla en el torneo local. La recompensa dio el ausente para River, el campeón de América, ante un rival minimizado al que estuvo cerca de vencer. No alcanzó.

+ JUGADOR X JUGADOR: Los puntajes.

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+ BRONCA: Gallardo lamentó el empate.

+ ACERTÓ: Al Muñe le salieron bien las apuestas.

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