El Millonario controló durante el primer tiempo al Granate, pero desaprovechó las posibilidades de abrir la cuenta, tampoco pudo causar una expulsión rival y en la segunda parte desde el primer gol quedó expuesto hasta caer 0-3.

Otra vez a River se le escapó la Supercopa Argentina. Al igual que en abril de 2015, tuvo argumentos para sumar al trofeo en sus vitrinas. Aquella vez sufrió la apertura del marcador y después careció de puntería para llegar a la igualdad. Esta noche, entendió qué hacer, ejecutó un buen plan y no logró traducirlo en el arco rival. Lanús, en cambio, salió ileso de su momento más difícil e hizo pesar su jerarquía a la hora de lastimar en los metros finales.

La estrategia de Marcelo Gallardo era interesante. River presionó de manera asfixiante en toda la etapa inicial. Hubo un trabajo en bloque para impedir que el Granate pensara. Y si sorteaba la agresividad de Rodrigo Mora y Sebastián Driussi al principio, Leonardo Ponzio e Ignacio Fernández estaban listos para anticipar al posible receptor o taparlo como opción. La premisa fue que el conjunto de zona Sur hallara problemas en la elaboración y padeciera serios inconvenientes cerca de su área.

¿Entonces qué falló? La definición en las oportunidades que se presentaron. Por ejemplo, un cabezazo de Driussi apenas desviado, a centímetros del poste derecho, tras un centro de Mora. La media distancia inquietó, aunque no fue suficiente. Tampoco River le sacó rédito a las amarillas rivales: a excepción de Diego Braghieri, toda la defensa se fue al descanso amonestada. Gonzalo Martínez, clave en la función de encarar, estuvo en un nivel bajo. Podría haber sido la llave para generar una roja. Ni siquiera rozó esa posibilidad…

Cuando la definición por penales comenzaba a ser una chance grande, apareció Lautaro Acosta para que Lanús rompiera el cero mediante un derechazo tan sorpresivo como inatajable. Carlos Auzqui, que ingresó como atacante, casi alcanza la paridad. Pero su resolución de taco, luego de un envío de Nacho Fernández, se fue cerquita. La máxima del fútbol no estuvo ausente y otro jugador proveniente del banco (Nicolás Pasquini) sí aprovechó un cabezazo, abastecido por José Sand, para el 2-0. El propio ex-River, de penal, sentenció el 3-0 definitivo. ¿Cómo fue sancionado? Por una pésima interpretación de Germán Delfino, debido a que la falta de Lucas Martínez Quarta a Acosta no ocurrió dentro del área.

Fue un resultado exagerado. Sin embargo, dejó algunas lecciones: River debe utilizar sus dos cupos más para reforzarse o al menos tener variantes entre los relevos. También El Más Grande deberá ser contundente a la hora de reflejar en el arco de enfrente sus argumentos cuando es superior. De lo contrario, en la Copa Libertadores dejará puntos inesperados en el camino, algo que de ninguna manera puede suceder.

+ PUNTAJES: Jugador x Jugador.

+ RESUMEN: Los goles de la final.

+ FOTOS: Las imágenes de la Supercopa Argentina.

+ EL RECIBIMIENTO: Espectacular, como siempre.

+ TODOS UNIDOS: Los lesionados fueron a La Plata.

+ INGRESO: Demoras y maltrato a los hinchas.