River está desconcertado. Cada ataque rival lo lastima y, para colmo, es ineficaz en el área de enfrente. No importa qué equipo presente en cancha ni a qué adversario se mida: de una manera u otra, pierde como local. Es la cuarta vez oficial en su historia que sufre tres caídas al hilo siendo anfitrión, un hecho realmente increíble. Tras perder 1-0 contra Defensa y Justicia y 2-1 ante Unión, hoy fue el turno de que Patronato se llevara un 3-1 del estadio Monumental para dejar al Millonario muy lejos de la zona de vanguardia en la tabla de posiciones.

El rendimiento de esta noche fue similar al de las actuaciones anteriores, pese a que Marcelo Gallardo realizó ocho cambios en relación al miércoles pasado. River exhibió problemas en la elaboración de juego, imprecisiones constantes, falta de variantes y, lo peor de todo, facilidad para recibir goles. Ese último aspecto le hizo perder el partido porque fue muy vulnerable a la espalda de los defensores: el paraguayo Gabriel Ávalos se hizo un festín, al punto tal de que marcó los tres goles. Y en la parte ofensiva no supo lastimar al pisar el área. De hecho, el golazo de Cristian Ferreira fue mediante un derechazo desde afuera.

Gallardo dispuso un 4-1-3-2 sin éxito en los metros finales. Después de irse dos tantos abajo al descanso, modificó el esquema: sacó a los laterales, sumó a Leonardo Ponzio al fondo para conformar una línea de tres, con un cinco de marca, dos mediocampistas internos, dos por afuera y la dupla de ataque. Más tarde, con la idea de presionar sobre el final, terminó con tres puntas: exigió una y otra vez, pero no fue suficiente para asomarse a la hazaña del empate.

La actuación colectiva e individual resultó escasa para desarmar la resistencia de Patronato, aferrado un 4-4-2 que luego se fortaleció con la inclusión de Gastón Gil Romero, aquel volante central que alguna vez estuvo cerca de llegar a Núñez. River dejó de emplear el pase permanente para aplear a un libreto más sencillo: saltear líneas, capturar rebotes y empujar a través de centros que prácticamente siempre hallaron la cabeza un adversario.

A River no le queda otra que reencontrarse de una buena vez con el triunfo. Deberá intentarlo el próximo miércoles, cuando desde las 21 horas visite a Godoy Cruz en Mendoza. El Millonario no puede seguir perdiendo. Debe sumar. Necesita obtener la victoria para cambiar el panorama y empezar a escalar en la tabla, donde su objetivo claramente pasó a ser la obtención de un lugar en la Copa Libertadores del año 2020 o al menos un sitio en la Sudamericana. Mientras tanto, continúa en caída libre y pagando cara cada equivocación.